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TRIBUNALES

Salomó abandona la cárcel de Tarragona tras decretar el juez su libertad provisional por razones humanitarias

Enrique Salomó abandonó a las dos de la tarde de ayer la prisión de Tarragona, en virtud de un auto firmado por el juez Alfonso Barcala, encargado del sumario de la colza, en el que se decreta su libertad provisional, sin fianza, por razones humanitarias. Salomó, uno de los principales implicados en la causa por el envenenamiento masivo por ingestión de aceite de colza desnaturalizado, se encontraba privado de libertad desde hace 41 meses, superando todos los topes de prisión preventiva establecidos en la ley de Enjuiciamiento Criminal, por lo que su caso había sido denunciado ante el Defensor del Pueblo.

El juez Barcala ha acordado que se adopten una serie de medidas para evitar que Salomó pueda sustraerse a la acción de la justicia. Entre éstas se encuentran la retirada del documento nacional de identidad y del pasaporte, la distribución de la fotografía de Salomó entre los distintos puestos fronterizos españoles para impedir su salida del territorio nacional, la adopción de medidas de vigilancia que se estimen necesarias por parte de la policía y la obligación del industrial de comparecer diariamente ante la Audiencia Nacional o en la comisaría de la zona en la que se encuentre su domicilio.La orden de libertad provisional ha estado motivada por el contenido de un informe, redactado por un médico forense de Tarragona, en el que se asegura que "el procesado padecía depresión que precisaba tratamiento y vigilancia médica continuada. máxime a presentar ideas de autodestrucción", y que "el régimen de internamiento en prisión influía desfavorablemente sobre el cuadro depresivo". Este dictamen había sido solicitado por el juez para ratificar otros dos informes forenses en los que se señalaba que Salomó padecía síndrome depresivo, caracterizado por insomnio, tristeza, angustia, reacciones catastróficas e ideas de autolesión. Los forenses coinciden en recomendar que Salomó debe seguir un tratamiento en régimen extracarcelario, que perdería eficacia de mantenerse la situación de prisión. Los forenses han acreditado también que la hija de Salomó, María Teresa, padece una neurosis depresiva y que los hijos dependen de su abuela materna, que también se encuentra enferma.

El juez dice textualmente en su resolución: "No cabe ignorar la enfermedad depresiva que viene padeciendo el señor Salomó, la evolución peligrosa de la misma, en cuanto que es de prever aumenten en el futuro las ideas de autodestrucción y las dificultades de su tratamiento en un régimen carcelario, lo que unido a las especiales y negativas circunstancias que concurren en su situación familiar, llevan a la conclusión de que las razones humanitarias, bien poderosas, ciertamente, deben prevalecer sobre el criterio establecido por la sala al dictar las resoluciones denegatorias de la libertad de Salomó, y de aquí que resulte procedente concederle el beneficio pretendido".

Salomó, que abandonó discretamente la cárcel de Tarragona eludiendo la presencia de la Prensa, se trasladó a un pequeño chalé situado en la plaza de la Salle, donde residió durante el tiempo en que se encontrabacon permiso tras el asesinato de su esposa, María Teresa Mestre. En la puerta de la casa, el abogado de la familia, Jordi Claret Andreu, justificó ante los periodistas el silencio del industrial asegurando que se encontraba muy mal y que se había acostado. "Las piernas no le sostienen", dijo textualmente el letrado. Jordi Claret aseguró desconocer los proyectos inmediatos del industrial, aunque Salomó siempre había manifestado su intención de dedicarse a la industria del aceite. El abogado hizo hincapié ayer en la necesidad del industrial de "rehacer su vida y la de sus hijos". Durante los tres años y medio que Enrique Salomó ha permanecido en prisión, ha visto destrozada su familia por diferentes razones. Primero fue el fallecimiento de su padre, Enric Salomó Vidal, al que siguió la desaparición y asesinato de su esposa, María Teresa Mestre. Posteriormente, falleció su madre, Antonia Caparró. Enrique Salomó, que se encuentra prácticamente arruinado, tiene embargados todos sus bienes en virtud de las medidas cautelares decretadas por la Audiencia Nacional contra los procesados de la colza. Él y sus hijos viven gracias a las ayudas de sus familiares.

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