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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Vuelvo a Nicaragua

Regreso para Nicaragua y me gustaría quedarme en Nicaragua toda la vida. Pero hay que liberar no sólo Nicaragua, sino toda la América Latina. Me gustaría responder a muchas preguntas y a muchas afirmaciones que se hacen desde España y sobre todo por gente que no ha pisado Nicaragua, como aquel que decía que el Papa ha condenado la teología de la liberación y no había leído el documento, que no fue hecho por el Papa, y que no condena la teología de la liberación.Primero quiero denunciar los crímenes que continúan haciendo los contrarrevolucionarios ayudados por el Gobierno de Estados Unidos y los países vecinos a Nicaragua: ya son 145 niños que han sido asesinados en estos tres últimos años; algunos de ellos yo les conocía personalmente, como Suyapa Gutiérrez, de seis años, que un mortero lanzado desde Cifuentes (Honduras) la cortó la cabeza el 9 de junio de 1983; yo vi su cadáver en el hospital de Jalapa. Otros niños fueron Pedrito Cruz y Guadalupe Ruiz, de 13 años, que fueron asesinados en una emboscada, en Jalapa, el 17 de enero de 1983 cuando iban a cortar café.

Les podría ir contando casos como éstos hasta 130 personas conocidas mías que fueron asesinadas en año y medio en el municipio de Jalapa, fuera de los que no conocí. Eran jóvenes, adultos, mujeres, niños, catequistas y militantes del partido al mismo tiempo. Y el último caso que quiero contar fue lo ocurrido el mes de diciembre pasado con 22 jóvenes que estaban cortando café en el municipio de Somoto, departamento de Madriz: fueron secuestrados por los contrarrevolucionarios (que dicen que "en nombre de Dios luchan contra el comunismo"), les torturaron cortándoles poco a poco los diferentes miembros del cuerpo y después les quemaron vivos. Casos así de horribles les podría contar muchos.

Y estos crímenes no asustan a mucha gente que, por otra parte, se asusta de que haya censura de Prensa en un país que está en guerra, que le hacen la guerra. Un país que después de 50 años de dictadura, de una guerra que le dejó en la ruina y ahora no le dejan reconstruir el país, al contrario, destruyen todo lo que consiguen con un gran esfuerzo de todos; este país, Nicaragua, en esas condiciones ha tenido elecciones libres, como lo han. visto los 400 observadores de diferentes países y más de 1.000 periodistas, pues nadie de estas personas ha presentado pruebas de fraude o de falta de libertad.

Y como sacerdote les digo que en Nicaragua me he sentido totalmente libre ara predicar el Evangelio de Jesucristo, anunciando las maravillas que hay en Nicaragua y denunciando las injusticias que he visto; les podría contar casos de denuncias que he hecho.

Pues si en Nicaragua los enfermos son curados, los que no sabían leer están aprendiendo, los que no tenían casa y tierra las tienen ahora, los pobres son evangelizados, los derechos humanos respetados, ¿qué vamos a temer? Porque lo que importa no es lo que piense la persona, sino lo que haga. ¡Tanta gente que se dice cristiana y actúa como si no creyera en Dios! Nos vamos a salvar por nuestras buenas obras: "Tuve hambre y me diste de comer..." (Mateo, 25). Algunos también dicen que el problema de Nicaragua es una lucha de las dos potencias. Pero es muy importante saber que Nicaragua fue invadida por Estados Unidos tres veces antes de existir la Unión Soviética.

El problema es el neocolonialismo de Estados Unidos en toda América Latina y en otros continentes; el Gobierno de Estados Unidos, que se siente el dueño del mundo y mucho más en Centroamérica. Y Nicaragua se ha independizado de este neocolonialisnio y con las elecciones ha legitimado políticamente esta independencia.

Y también nosotros, como españoles, tenemos que luchar contra ese neocolonialismo; por eso yo creo que debemos apoyar al pueblo de Nicaragua, al que estamos unidos por lazos de sangre y de historia.

Sobre todo no hagamos afirmaciones falsas sin conocer la realidad de este pueblo, que quiere construir su historia en paz, justicia y libertad.-

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