Monturiol y Bellini, los dos aún en el fondo del mar
A Gala.Año 1972. Con ella, Gala, acababa de asistir a una representación de Norma, de Bellini, y estaba escribiendo estas reflexiones: "En el teatro lírico, las dos óperas románticas que ofrecen el máximo de contrastes y que se pueden confrontar son...". En aquel momento, cuando terminaba, me hicieron llegar un documento que había pedido sobre la autopsia y que me revelaba que Bellini había muerto de una infección renal. Estaba muy cansado y me fui a la cama a dormir tras haber guardado el documento para poder leerlo tranquilamente por la mañana. Al despertar, empecé a leer con avidez el texto. Era un pliegue muy copioso en el cual se especificaba que la infección renal provenía exactamente de un protozoo en vías de extinguirse del mar, que se había refugiado en la orina de los pulpos. Desde entonces, no he parado de indagar la veracidad de este documento que estaba firmado por el médico que había hecho la autopsia, que me parece recordar era Víctor de Sabata. Desde entonces mi obsesión por contribuir a la celebración del aniversario de la muerte de Bellini no ha hecho más que aumentar, esperando nuevos datos de todas partes.
Pero antes de dormirme, veo en el paroxismo de mis visiones un inmenso pulpo monstruoso, torciendo y retorciendo todo un conglomerado de mis visiones, torciendo y retorciendo cabinas telefónicas, último refugio de los protozoos, helicópteros, Catanias, cuellos de buitre, hierros de Ictíneo, como si fueran un nuevo Laocoonte que se asfixia entre los tentáculos de una fuerza descomunal como la ondulación constante, convulsiva y bella. "La belleza será convulsiva o no será".
Así pueden confrontarse Norma, de Bellini, y Tristán e Isolda, de Wagner:
En Norma, desde el principio, el código genético, la existencia en carne y sangre de los dos hijos ilegítimos de un padre romano. En Tristán e Isolda, un filtro de amor, un afrodisíaco de leyenda. Norma muere en estado de perfecta salud y antes de morir declara la guerra nada menos que a Roma. Tristán e Isolda mueren de languidez. El Romano traicionando su patria, canta a plena voz que Norma es sublime y la sigue hasta la muerte afirmando que su amor acaba de empezar. Por el contrario, Tristán muere devorado por el recuerdo.
Musicalmente, Norma acaba fortissimo. Tristán acaba pianissimo. En Norma, los primeros pasos que conducen al sacrificio, que es sublime, son los primeros pasos. de una marcha triunfal. Tristán es la derrota del amor.
En el bosque de los druídas, Norma, como una cabina telefónica.... En el bosque de Tristán e Isolda, con sus incontables reflejos de la ciudad moderna, las cabinas telefónicas son como el mesozoa, un ser que cuenta con a penas 20 células, lo que permite obtener informaciones sobre la célula en un contenido considerablemente reducido: la orina del pulpo. Quizás se pueda encontrar aquí indicios sobre el desarrollo de los organismos con numerosas células.
El germanismo se introduce, hipócritamente disfrazado, en Barcelona gracias a la música de Wagner. Tristán e Isolda hacen brillar de fiebre los ojos enrojecidos de los ácratas. La tensión sube, los ideales utópico-humanitarios culminan en 20 muertos con la bomba en el Liceo. El anarquismo inexistente en el resto de España, se extiende por Cataluña y Francia. Los príncipes Bakunin y Propotkin son los nuevos dioses.
Todo el Mediterráneo, como un inmenso pulpo, tira hacia su boca todo el ideal germánico hasta romper la amistad que unía a Wagner con Nietzsche el cual, traicionando y llorando su pasado, se acerca al Mediodía de Francia con sus bigotes depresivos, alabando y queriendo hacer música como Bizet. En incipientes ataques de locura escribió una sola estrofa de su Himno a la amistad, que se encuentra en el Museo-Biblioteca de Basilea.
El ideal germánico se refugia como un protozoo en Cataluña, en las entrañas de la acción directa. Una noche, con la luz apagada en un cuarto de hotel de Baviera, cada vez más solitario, el rey Luis II se entrevistó con Sacher Masoch. Nunca podrá saberse lo que dijeron, lo mismo que nunca podrá saberse qué pasó cuando encontraron el cuerpo muerto flotando en el lago, precedido de un paraguas negro. El propio Wagner se rinde declarando que lo que podría producir más placer es la Norma, de Bellini. "Recibió la melodía sin el esfuerzo de haberla pedido, como si el cielo le hubiese dicho: 'te doy exactamente todo lo que le faltaba a Beethoven'". Igor Stravinski. Esta melodía, en biología, es también la de las contorsiones del pulpo como ya lo dije hablando de Laocoonte. En 1857, Monturiol empieza a trabajar en el Ictíneo, mientras que Wagner empieza a componer, Tristán e Isolda, que hizo estallar la bomba en el Liceo. Así como los tentáculos de este inmenso pulpo gigante pueden apretar hasta romper los huesos de la caja torácica de Laocoonte, así también pueden acariciar delicadamente el cuerpo desnudo de una nueva Leda y, así, como una nueva Circe, transformar el bélico Ulises en un pulpo para gozar de él. Mientras, los navegantes se quedan dormidos años y años hasta el 150 aniversario, cuando vamos a tratar de despertarlos.
Michel de Montaigne escribe en sus Ensayos que sabía de un elefante que gozaba acariciando con su trompa a la que le servía de dueña.
Como Homero ciego, me parece que todo sucedía entre dos mares: el Mar Jónico de las sirenas y el otro, con sirenas mucho más fuertes. Se oía una música maravillosa, grandiosa, parecía la Norma de Bellini cuando se oyen los gritos "Guerra! Guerra! Guerra! Guerra!".
Venimos de la patria de Apolo. Dornúdos los remeros'siguen vogando. Es ahora cuando debemos despertar del letargo de la muerte de Bellini. Como desde una inmemorial Catania, la isla del Tridente, humos, volcanes. Aún no se sabe nada de la estética del cerebro de un genio. Después de tanto tiempo, todo está por hacer. En mi delirio el refugio del protozoo en la orina del pulpo queda obsesionante.
La ciencia tiene que volver a indagar para estar a la altura del genio. Se puede revelar el misterio en ocho células. Sobre la relación que existe entre genialidad y enfermedad es ejemplar Pascal: Gracias a su enfermedad volvió a reinventar la geometría; por qué ese rarísimo protozoo no podía haber influido en la música de Bellini? Estarnos en el estrecho de Mesina. Blaise Pascal comprueba Torricelli. Inventa una máquina de calcular.
Por sí mismo el fenómeno artístico es ya una enfermedad. Seres normales pueden vivir en un estado perfecto de salud sin conocer nada de arte. Lo estético es una anomalía del estado de salud, sobre todo en la música. Así como los argonautas, nos encontramos en la puerta del laberinto en el centro del cual vive el nuevo mosntruo dispuesto a combatir: el pulpo!
Babelia
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