La Unesco estudia un recurso ante el Tribunal de La Haya para que EE UU pague su cuota de 1985
El Comité Ejecutivo de la Unesco se reunió ayer en París para estudiar las repercusiones de la retirada de Estados Unidos y decidir si recurre al Tribunal Internacional de La Haya para exigir la Washington el pago de la cuota correspondiente a 1985. Aunque el mandato del actual secretario general, el senegalés Amadu Mahtar M'Bow no finaliza formalmente hasta finales de 1987, ya han empezado en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la cultura los movimientos en búsqueda de un sucesor capaz de actuar como mediador y dar por finalizada la crisis de la Unesco.Muchos observadores estiman que ésta es una buena ocasión para que España o un país latinoamericano reclamen el puesto. M'Bow, que fue elegido en su día por unanimidad, no tiene intención de dimitir, pero en algunos medios se considera que una presión conjunta de varios países podría obligarle a dar el paso. La operación de recambio no podrá hacerse inmediatamente, pero sí, tal vez, el año próximo, para no dar la impresión de que Estados Unidos ha logrado imponer su voluntad contra la de la mayoría de los países del llamado Tercer Mundo.
Dado que la secretaría general de la Unesco ha estado ocupada en los últimos 25 años por francófonos, parece posible que el cargo recaiga, caso de producirse la renovación, en un país latinoamericano o, incluso, en la propia España. Entre los nombres que circulan en medios hispanohablantes de la Unesco figuran los españoles Federico Mayor Zaragoza -que ya desempeñó un importante puesto en la organización-, José Vidal Beneyto, catedrático y sociólogo, y el actual ministro de Educación, José María Maravall, este último de forma muy hipotética.
Por el momento se trata sólo de especulaciones, pero es evidente que hay una crisis abierta en la Unesco, susceptible de profundizarse aún más a fines de este año, con la retirada anunciada del Reino Unido y de Singapur.
Según los cálculos realizados por la propia organización, la retirada de Estados Unidos supone la pérdida del 25% del presupuesto de la Unesco, cifrado en 1985 en 3,3 millones de dólares (unos 594 millones de pesetas). Aunque en términos absolutos se trata de una cifra modesta, en la práctica la falta de ese dinero -y posiblemente, a partir de 1986, de la cuota británica (4,6%)- plantea problemas financieros importantes.
El comité ejecutivo, que deliberará hasta fines de esta semana, estudia la posibilidad de reclamar a Washington su cuota para 1985, pues alega que los presupuestos de la Unesco soribianuales y que Estados Unidos participó en la reunión en la que se aprobaron las cantidades destinadas al año pasado y al presente. Obviamente, Estados Unidos considera que no tiene que pagar, porque anunció con tiempo suficiente y en debida forma su abandono.
Esta reunión del comité ejecutivo es la última, a la que asiste el embajador español, Raúl Morodo, que presentó hace días su dimisión para reincorporarse a su cátedra en la universidad Complutense de Madrid.
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