La reglamentación de la prostitución

El señor Barranco, concejal del Ayuntamiento madrileño, está iniciando una campaña tendente a conseguir que se oficialice el ejercicio de la prostitución o, lo que es lo mismo, a reglamentar su ejercicio, lo que, a mi juicio, constituye un evidente error. Expondré los motivos.Ya en 1935 tuve la oportunidad de escuchar en la facultad de Medicina de San Carlos una conferencia del doctor Sánchez Covisa, por aquel entonces catedrático de Dermatología y Venereología en la citada facultad, abogando por la abolición de la reglamentación de la prostitución, y cuyo principal argumento consistió en que al estar reglamentado su ejercicio daba lugar al aumento de la prostitución clandestina, ya que las ejercientes no deseaban acudir a los por aquel entonces obligatorios reconocimientos médicos, ante el temor de ser fichadas, como efectivamente lo eran, y por lo mismo obligadas a aceptar un infamante carné profesional que las convertía de hecho en prostitutas de por vida.

Este justificado temor era el principal motivo por el cual, según el conferenciante, existían por aquel entonces en Madrid unas 3.000 prostitutas, digamos que oficiales, en tanto, que podía asegurarse que ejercían la prostitución clandestina más de 30.000. Así pues, imponer de nuevo una reglamentación en esta materia constituiría, un evidente error que fomentaría más si cabe la clandestinidad y con ello la segura extensión de las enfermedades venéreas, a no ser que el señor Barranco pretenda con tal medida crear un nuevo impuesto sobre el ejercicio de la prostitución, similar al que ya existía en tiempos de la monarquía, y que se destinaba a pagar los gastos que ocasionaban los automóviles al servicio de los gobernadores civiles.-