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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los enfermos mentales

Es muy cierto que sé que esta carta no va a ser publicada, pero, no obstante, yo necesito decir a alguien lo que pienso del trato que recibimos los enfermos mentales de la sociedad.Se nos tacha a veces de llevar una conducta desordenada, que no es otra cosa que la no aceptación por nuestra parte del rol a que nos vemos sometidos una vez que somos declarados enfermos mentales. No se puede acudir a nadie porque nadie nos hace el menor caso: "Somos locos, y los locos sólo dicen tonterías". Yo he acudido en innumerables ocasiones a toda clase de organismos que puedan ampararme en mi derecho a una vida social... y nadie me ha hecho caso. Todo lo más que he recibido son citaciones judiciales y poficiales que lo único que han logrado es que se intensifique en mí mi estado de angustia y psicosis. Sólo me trata el neurosiquiatra de zona de la Seguridad Social a base de fármacos y buenos consejos. Pero un tratamiento en serio, como yo necesito, no lo encuentro. Estamos apartados de la vida social como si fuésemos apestados; no se nos reconoce derecho alguno, todos los demás ciudadanos prevalecen frente a nosotros y a nuestras demandas. La asistencia psiquiátrica que se nos presta es la ambulatoria a base de psicofármacos, que a la larga nos crean dependencia y restan mucho de nuestras posibles potencialidades de todo tipo, tanto de relación interpersonal como social, laboral, etcétera.

Se habla mucho de la ayuda a los marginados, pero en realidad nadie nos ayuda, y en el caso nuestro nos postran en una infinita ineptitud para todo, juzgándonos como inservibles aun antes de hacemos un estudio a fondo. Yo personalmente he pasado por casi todos los centros psiquiátricos de Madrid, y, aun reconociendo la humanísima labor de los médicos y psicólogos, echo de menos en todo una auténtica planificación de cara a la reinserción social del enfermo. ¿Es que realmente no valemos para nada? ¿Es que nunca tenemos razón? ¿Es verdad eso de que somos los parias de la sociedad desarrollada? Yo creía hasta hace relativamente poco tiempo que precisamente una sociedad desarrollada miraba especialmente por los más desvalidos, los más débiles. Pero me estoy desengañando a pasos agigantados.

Si consiguiésemos que se nos escuchase, aunque sólo fuese una vez, tal vez muchas personas se replantearían el juicio que tienen formado sobre nosotros. Cuando en España existen tantos organismos para velar por los deficientes psíquicos. Para nosotros no hay nada. Sólo pastillas, inyecciones... y alguna información en la televisión... y pare usted de contar.- Antonio Utrera Tabares.

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