Un ensayo general accidentado
El pasado domingo, en el ensayo general de I due Foscari, el barítono italiano Renato Brusón no aceptó compartir con el coro el gesto de sorpresa ante el repique de la campana de San Marcos. Nieva indicó a Brusón que él era el director de escena y quien mandaba, por muy famoso que fuese Brusón, quien entonces abandonó la escena, se cambió y sin mediar palabra se fue al hotel. El ensayo concluyó en un clima de gran nerviosismo. Con el apoyo moral de los asistentes, y ante las peticiones de la dirección del teatro, aceptó Nieva un compromiso.Las campanas tocan en la obra para señalar el nombramiento del sucesor del destituido doge. Para Brusón, el coro conoce el hecho y por ello no debe manifestar su sorpresa. Para Nieva, el gesto del coro supone la exteriorización del remordimiento al haberle destituido sabiendo que con ello provoca su muerte, ya que el terco doge ha jurado morir como tal. Ésta es la causa inmediata de la discusión, pero el mayor problema proviene de la inestabilidad del teatro.
Brusón se hallaba enfermo y no pudo acudir con suficiente antelación a los ensayos previstos; incluso anunció su imposibilidad de cantar dos de las cinco representaciones previstas. En el teatro se temía que acabase no viniendo. En los ensayos, la parte del barítono fue dividida en dos: Nieva realizaba la escena y Krieger cantaba. Todo ello creó un clima que comenzó a tensarse cuando en la mañana del ensayo general el barítono y su mujer comenzaron a criticar la escenografía. En el general hubo más problemas de lo normal. La compañía tomó partido en favor de Nieva. Brusón es sin duda alguna el rey de este papel, posee una voz de excepcional belleza y ha cantado el Francesco Foscari por todo el mundo. A veces el saberse el mejor juega malas pasadas: quería dominar la escena y se encontraba incómodo por espacio, pero ya era tarde para mantener una charla con el regista y pretendió doblegarle frente a toda la compañía, lo que en modo alguno pudo admitir Nieva.
Nieva explicó: "Brusón ha venido tardísimo para el ensayo general, no nos hemos podido poner de acuerdo. Luego él no acepta determinados movimientos del coro porque los quiere hacer solo. Ése es un concepto dramático mío y creo que debo sostenerlo. Madrid no es hoy día una capital de tercer orden y no podemos ceder ante los divos extranjeros por muy Brusón que ellos sean. Lo que no puede admitirse es la dictadura de los divos y un detenimiento de los avances estéticos y las nuevas ideas, máxime si en gran parte viene originado por su mujer. El se encuentra muy nervioso; parece que tiene algún problema con las cuerdas vocales y que es un hombre muy inseguro".
Brusón, tras una noche de descanso, dijo: "No ha sido una cosa demasiado importante. No discuto la escenografía, lo único que quería era que la reacción ante las campanas no la manifestase el coro. Hemos llegado a un acuerdo y el coro tendrá sólo un gesto en la primera campanada".
Babelia
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