_
_
_
_

Destacada atención al cine español en el II Festival Internacional de Miami

Siete películas españolas, una de ellas, Camila, coproducida con Argentina, figuran en el programa oficial del II Festival de Cine de Miami. Las 30 restantes de esta exhibición no competitiva han sido elegidas entre las que difícilmente obtendrían distribución comercial en Estados Unidos o entre las que, incluso estando distribuidas, corren el riesgo de ser poco atendidas por exhibidores y periodistas. De esta forma, el festival de Miami quiere servir de punta de lanza a unas obras desconocidas por el espectador medio, casi exclusivo consumidor de filmes nacionales.

Películas procedentes de Francia, República Federal de Alemania, Brasil, Holanda, Portugal, China, Argentina, Polonia, Hungría, Bulgaria, Italia y Reino Unido, tienen en Miami su oportunidad para encontrar algún hueco en los cerrados canales comerciales de la industria cinematográfica local, insensible a lo que no sea su propia obra.Victoria Abril, que presenta La noche más hermosa y Sin sombra de pecado, el excelente filme portugués de Fonseca e Costa, absurdamente no distribuido en España; Pedro Almodóvar y Carmen Maura, de quienes se ofrece ¿Qué he hecho yo para merecer esto? y Antonio Resines, que presenta Todo va mal, el filme para televisión de Emilio Martínez Lázaro, aún inédito en España, son, de momento, los representantes españoles en el festival. Ugo Tognazi y Werner Herzog son otras figuras muy celebradas por los espectadores.

A los citados títulos españoles se añaden Epílogo, de Gonzalo Suárez; Tasio, de Montxo Armendariz, y El cochecito, de Ferreri, que forman parte de una mínima sección retrospectiva que intenta cubrir algunas graves lagunas en la información de los aficionados locales. Al filme que Ferreri rodó en España en 1961, se añaden las versiones íntegras de Ludwig, de Visconti; Amigos míos, de Monicelli; La terraza, de Scola, y Cold Cuts, de Blier.

Resumen de festivales

Por su lado, la programación más reciente se ha entresacado en su mayor parte de los festivales de Cannes, Venecia, Chicago, Londres, San Sebastián, Rotterdam, Toronto, Biarritz, Monreal o Seattle, lo que transforma esta manifestación de Miami en una suerte de festival de festivales, adjetivo no exento de interés, incluso para espectadores foráneos. "La misión de un festival es descubrir los nuevos Bergman, Fellini y Kurosawa del mañana", se dice en una declaración oficial recogida en el programa.Ello no impide cierto chovinismo. El filme que inauguró el certamen, A flash of green, de Víctor Nunez, ya presentado en el Festival de Nueva York, fue rodado en Florida, de donde procede su director. Esta circunstancia emocionó al público que tributó antes de conocer el filme un caluroso aplauso,a sus principales figuras entre murmullos de complicidad que, esporádicamente, se repartían luego durante la proyección al identificar un baile, un distrito o un simple rincón.

Una vez, concluida la historia de ese periodista que se deja corromper y cambia en consecuencia su opinión sobre las ventajas de construir en la zona un complejo urbanístico, los aplausos fueron ya menos intensos, aunque siempre sonoros. El público se había aburrido, lo que, dada la vejez narrativa del filme y su molesta pretensiosidad, no dejaba de ser comprensible.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_