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Entrevista:

Ramoncín: "El problema de la música en España son las sectas, porque no se puede vivir de ellas"

El cantante ha concluido en Londres las mezclas de su sexto álbum

José Ramón Martínez, Ramoncín, acaba de concluir las mezclas de lo que constituirá su sexto álbum -aún sin título-, que ha sido grabado en Ridge Farm, una mansión campestre situada al sur de Londres, habilitada para estudio de grabación y vivienda del grupo, donde han pasado dos semanas en medio de una paz idílica. Allí han registrado sus melodías nombres como Roxy Music, Michael Schenker o los Smith. "El problema de la música en España son las sectas" -dice el cantante-. "Porque no se puede vivir de ellas y porque son ingratas".

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Pregunta. ¿Qué parecido hay entre Madrid y Londres?Respuesta. Creo que todas las grandes ciudades son iguales. Tienen un casco en el que son idénticas y otro en el que se diferencian. La distinción entre Madrid y Londres la marca la Puerta del Sol. La similitud, Orense.

P. ¿Qué tal han trabajado aquí?

R. Esta gente tiene una cosa maravillosa: saben trabajar lo justo, pero con calidad, y eso se nota. Hemos formado un bloque de personas que ha convivido, comido, visto y sentido todo. Ha sido un buen trabajo, muy relajante.

P. ¿Significa eso que en España se trabaja mal?

R. No, eso sería injusto, porque allí hay grandes profesionales. Y también es muy bonito grabar un disco yendo y viniendo a casa. Creo que he hecho grandes canciones en los taxis, en los semáforos, en las esperas de Madrid. Pero no olvidemos que éstos son los que han inventado el negocio. El problema que yo he tenido con mis discos es que el técnico con el que tenía que trabajar por la mañana grababa con Bertín Osborne y por la noche conmigo. Aquí hay un hombre que lo único que tiene en la cabeza es Ramoncín. Hay arrogancia y satisfacción en las respuestas de Ramoncín: la de ser el único responsable de su música. Yo creo que un productor es un señor que está con el artista cuando compone los temas, cuando elige a los músicos, cuando ensaya, cuando graba... No un tipo que se presenta en el estudio cuando uno ya ha hecho todo ese trabajo y se sienta e impone sus ideas. En este plan, a mí no me interesan las ideas de nadie.

"Controlo totalmente el producto"

P. ¿Pero es posible que un rockero, y sobre todo español, controle personalmente su producto?R. Yo lo controlo totalmente. Creo que si se echa un vistazo a mi carrera, uno se da cuenta de que la he controlado.

P. En sus historias siempre aflora la rabia. ¿Cómo se conjuga eso con el amor?

R. Es que yo amo con rabia... Me da la impresión de que desde una perspectiva estudiosa, semántica o tal, a la hora de usar las palabras con las que se define el amor se han utilizado a veces muy mal. Y parece que había cierto temor en algunos sectores del rock a usar palabras como amor, deseo, pasión o angustia, corazón, sangre... Y todas estas palabras, bien colocadas, son maravillosas.

P. ¿Qué lugar ocupa el rock en 1985?

R. Yo creo que obedece más a planteamientos individuales que a razones sociales. Creo que hay un Tom Petty, un Bob Seeger, un Jean Patrick Capdeville... Se pueden contar con los dedos de las manos. La gente no va a un concierto de rock, sino a ver a Springsteen o a Ramoncín. Y no van pensando en ver sólo rock, porque igual de repente Springsteen echa a todo el grupo y se toca siete temas con la acústica. Y ¿qué lugar ocupa el rock? Yo creo que no es un rollo de elites.

P. ¿Qué piensa acerca de lo moderno?

R. Yo creo que el problema de las etiquetas es delicado. Y yo me he reído siempre de todo tipo de etiquetas. Incluso cuando me las han querido pegar a mí he sido capaz de reírme de mí mismo. De hecho, me gustan más las cosas que no tienen etiqueta. El problema de la música en España son las sectas, porque no se puede vivir de ellas y porque son ingratas. Hay que oírlo todo. Y verlo todo, como en el cine. No puedes estar toda la vida viendo a Bergman.

P. ¿Cómo se ve a sí mismo como músico?

R. En estos momentos estoy orgulloso de mí. Para el último disco he compuesto canciones que me producen escalofríos. Como escritor, me siento absolutamente realizado. Como poeta, me siento como no me había sentido nunca. Y las letras de mis canciones son el resultado de muchos folios, escritos algunos sin pensar en nada, sin saber que un día iban a ser canciones. Y, en general, como músico, no domino la guitarra como un guitarrista, no toco el piano como un pianista, pero sí canto como un cantante y toco la armónica para que suene a mí. Y todo la guitarra y el piano lo suficiente como para componer mis canciones.

P. ¿Eludirá alguna vez la problemática social de sus canciones?

R. Lo que no puedo hacer es ser ciego a lo que pasa alrededor. Soy incapaz. No quiero decirles a los demás que no lo hagan o que esté mal, cuando ellos lo hacen. Yo no puedo cantar que se me ha perdido la novia en un mercado o que me he ido a Groenlandia. No los estoy criticando, cuidado. Pero tengo la necesidad vital de contar lo que pasa. Tengo la obsesión de la ciudad entre ceja y ceja.

P. ¿Ha conseguido ya un estilo personal?

R. Yo creo que la diferencia entre David Bowie y Bob Dylan estriba en que Bowie cada año graba un disco a base de lo que se puede llevar o vender, y Dylan hace de su propia vida un disco constante. A mí me da la impresión de que no hay que exagerar. Por ejemplo: ¿yo de mi vida he hecho un disco? Pues sí, pero también estoy influenciado por lo que pasa en el mundo. Yo escojo mis influencias. Sí creo hacer una música que se reconozca como propia, una música ramoncina.

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