Fernando Morán y Jean Daniel dialogan sobre el silencio de los intelectuales de izquierdas frente al poder
La inhibición de los intelectuales en la actualidad fue el tema desarrollado ayer en el Instituto Francés de Madrid, con el que concluye el ciclo sobre Los intelectuales y el poder, iniciado el día anterior. En este coloquio intervinieron el ministro de Asuntos Exteriores español, Fernando Morán, y Jean Daniel, director de la revista francesa Le Nouvel Observateur. Actuó como moderador Ramón Luis Acuña. Daniel y Morán apuntaron que el llamado silencio de los intelectuales coincide con la situación de estabilidad ante la falta de una amenaza que los fuerce a una reacción.
La pregunta inicial del debate se centró en la interrogante de si el poder de la izquierda produce la inhibición en los intelectuales de izquierdas. Jean Daniel contestó que este factor no suscita la inhibición de los intelectuales, pero tampoco su adhesión. "Este es un período de crisis económica, y se trabaja en un plano económico y no propiamente en el plano del pathos intelectual-moral. Es casi como si el problema de la época no se planteara en el plano intelectual, sino en el de la técnica", afirmó."En España la situación es distinta", continuó. "En Francia no existía esa constante amenaza fascista. Si bien los intelectuales franceses crearon su prestigio a partir de su posición antifascista, tuvieron un papel más ligado a lo cultural y literario. La izquierda era reverenciada como analista del poder. Como oposición, los intelectuales participan de él como un contrapoder, y cuando la oposición sube al poder los intelectuales (que no gobiernan) caen en el vacío".
Otro factor que señaló Daniel fue el cambio en la función de la violencia en la sociedad actual. "Antes era necesaria la violencia para caracterizar el paso al nuevo orden. La violencia era reclamada por movimientos que identificaban la revolución con la violencia. Ahora, ésta es análoga al mal en el cristianismo. Las mutaciones tecnológicas y científicas hacen que ahora sea necesario comprender al mundo antes de pretender transformarlo", concluyó Jean Daniel.
Según el director de Le Nouvel Observateur, debido a todo esto hay un retorno al concepto de la universalidad de la democracia. Estamos en un período de transición donde el pensamiento se hace barroco, según explicaba. Todo lo anterior ha producido una espera en la clase intelectual, y entre tanto el Gobierno ha tomado una serie de medidas contemporizadoras que coinciden con las objeciones de los intelectuales a la situación anterior. El Gobierno es incapaz en este momento de teorizar el comportamiento de los intelectuales.
La pregunta planteada a Fernando Morán se refirió a si la inhibición de los intelectuales en España afectaba sólo a los de izquierdas o a todos. "España siempre ha sido un poco mimética culturalmente", respondió. "En general, los intelectuales que participan de una crisis general sufren menos influencia que la gente corriente. En España no hay una inhibición de los intelectuales, sino una función distinta de los mismos con respecto a la cosa pública".
"La naciente democracia se presentaba muy frágil en España. El papel ideológico fue disminuido en los años setenta para favorecer un consenso que estabilizara la democracia y se creara una cultura política común sobre la base de una cierta limitación de los discursos políticos. Los intelectuales españoles parten del punto de llegada de los intelectuales franceses: la necesidad del consenso".
"En el posfranquismo se abrieron nuevas ideas en la sociedad en general, en los planos moral, religioso, de relaciones de pareja.... Estas ideas permitieron comprender y desmontar el franquismo, llegando al cambio cultural global de la sociedad española", continuó Morán. "Pero luego llegó el desencanto, producido por la estabilidad política y la realidad, con aquello que habían imaginado los intelectuales. Los intelectuales españoles no están movilizados porque no hay una amenaza evidente".
Jean Daniel replicó a Morán que existe un punto en común entre los intelectuales en Francia y en España, y es que, en ambos paises, darían la vida en defensa de la democracia, pero no arriesgarían su pensamiento en defensa de una sociedad ideal.
Fernando Morán afirmó que en España la derecha intelectual existe casi exclusivamente en el dominio de la teoría económica, que aprovecha la crisis de la teoría económica de la izquierda, sumando a ello que la tecnocracia es de derechas. "En España, los pensadores de derechas no han logrado armonizar todavía el liberalismo con una concepción de derecha económica. Tienen además una tradición autoritaria no democrática. Los intelectuales españoles deben desenmascarar a la derecha que se hace pasar por liberal, al estilo norteamericano. Los intelectuales de derechas son muy pocos, pero no hay muchos más en la izquierda. La izquierda española ya no tiene un pensamiento".
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