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George Benson, con 31 músicos, y nuevo clamor por James Taylor, en el festival de 'rock' de Río

Roberto Medina, el creador de Rock in Rio, apareció en el dominical de O Globo en un reportaje que pretendía presentar una imagen entrañable del "hombre que ha conseguido su sueño". El personaje recordaba que de niño quería escribir poesía y se comparaba a Don Quijote. Ahora es ya un político con proyección, gracias a su festival rockero, que no es el mejor del mundo. En la velada del lunes, George Benson apareció con 31 músicos, y James Taylor levantó el clamor con su voz blanca y negra.

Organizado con buenas miras de puertas adentro -compañías discográficas, medios de comunicación y otros sectores privilegiados-, el montaje musical de Rock in Rio pierde su interés respecto a la primera parte de cada jornada y lo gana en las dos últimas actuaciones.Moraes Moreira, un músico que busca las raíces a través del pop universal, se tuvo que conformar con deleitar a poco más de 25.000 personas con canciones que aquí todos conocen. En 1932, Moreira logró algo insólito: de las 10 canciones más escuchadas de aquel año, nueve eran suyas, lo mismo que pasó con Joan Manuel Serrat el pasado año. Tampoco Alceu Valença pudo percibir el mismo calor humano que sus colegas en pasadas jornadas, aunque al final de su recítal habían aumentado los espectadores. Su rock estridente tiene más alicientes líricos que musicales, y sólo la garra rebelde de su voz anima un poco temas tan repetitivos en ritmo y estructura. Le pidieron que volviese a salir, pero fue inteligente y satisfizo a quienes no se entusiasmaban por su música.

Se esperaba a James Taylor y anunciaron que faltaban pocos minutos para que tocase George Benson. Pasó media hora y una orquesta magnífica de 31 músicos -22 de ellos vestidos de esmoquin, pertenecientes a la orquesta clásica de Río- salió para acallar las protestas.

Traje negro

Benson, con paso de superstar, peinado con patilla a lo Chuck Berry y traje negro al modo hortera de Boby Vinton, se adelantó en el escenario, cogió su guitarra y saludó a los cerca de 100.000 asistentes. Los brasileños tienen que terminar su trabajo y no pue den acudir al festival hasta las dos o tres actuaciones finales.Benson es un músico de doble personalidad. Por un lado, ese cantante de baladas muy melosas y sencillas, como In your eyes, en que se muestra con gestos lelos. En este sentido, es el prototipo de artista estadounidense que actúa con un aire de espontaneídad que sólo es aparente, porque todo está ensayado, repetido y controlado. Y el guitarrista, que mantiene y evoluciona un estilo heredado del gran Wes Montgomery, que tararea sus punteos en Scat con enorme equilibrio de sentimiento y habilidad, es un genio que genera placer a los oídos más cerrados. Es este otro Benson un cantante músico que sabe elegir canciones magníficas como Living it upfor the good thing o Turn your love around, con las que terminó su actuación obligada.

En el bis, Benson reapareció con un traje blanco tan horrible como el primero negro, pero pudo comprobarse que ya había más de 100.000 espectadores que le aclamaban su versión de Here comes the sun, en el que la orquesta brasileña de viento ofreció un arreglo hermoso, como después en This mascarade, con la máxima aceptación del gentío. Los dos últimos temas, Keep me the night y On Broadway, demostraron que son sus interpretaciones más populares. Fue el final de su actuación.

Menos amargo

Pero el clamor volvió a llegar con James Taylor. El estadounidense interpretó un par de temas que no habían sonado el sábado. Pareció más alegre y menos amargo, y en el final del repertorio de sus 23 canciones tuvo que agradar al público y repetir dos veces. Taylor tiene la magia en su guitarra acústica, y en una voz increiblemente blanca y negra a la vez. Sabe acompañarse de músicos tan expertos como el teclista que perteneció al grupo californiano Little Feat, el veterano bajista Leland Sklar, los músicos de estudio Rick Schlusser, el batería, y Dan Dugmore, el guitarrista.El toque especial lo añaden también el percusíonista, su productor, Peter Asher, aquel de Peter and Gordon, y los vocalistas, el negro Arnold McCuller y la rubía Rosemary Putler.

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