La crisis de las 'narcovalijas'
La cancillería colombiana no cumplió el requisito de revisar dos valijas con cocaína
El descubrimiento de cocaína en dos valijas diplomáticas colombianas con destino a su embajada en España ha creado una auténtica crisis de dignidad en medios gubernamentales de aquel país. A pesar de las investigaciones, hasta ahora la viceministra de Relaciones Exteriores, Laura Ochoa, quien autorizó los dos envíos de cocaína, no ha sido llamada a declarar por la juez militar que dirige el caso. La falta de información sobre el caso y las reservas de los medios oficiales provocan dudas sobre la "honradez" de los funcionarios de la Presidencia de la República y del Ministerio de Relaciones Exteriores, o al menos sobre algunos de ellos. "Corrupción" es la palabra que actualmente circula en Colombia al hablar sobre este caso.Nancy Gómez de Estrada, secretaria de la viceministra de Relaciones Exteriores, manifestó en declaración voluntaria ante la policía judicial que "las dos valijas de supuestas películas que contenían cocaína no se revisaron". A preguntas de la juez que instruye el caso sobre si se controlan los envíos que van por valija, Nancy Gómez, de 49 años, en declaración prestada el día 24 de diciembre, confirmó que "siempre se revisan, pero en este caso no se hizo porque venían de Presidencia". La secretaria de la viceministra de Exteriores aclaró, según recoge el sumario, que siempre se revisa el contenido de las valijas diplomáticas, "pero en este caso no se hizo porque traían sellos, papeles, firmas, mucha cinta pegante, transparente si recuerdo bien; yo desconocía si eso estaba ya revelado o para revelar, pero no la revisé".
Nancy Gómez confirmó también que "indudablemente, se deben abrir, pero éste era de la presidencia de la República, era urgente y yo no dudé un minuto, viniendo de donde venía, viniendo de presidencia, de Román Medina, jefe de prensa de la presidencia, con quien hablé por teléfono y me dijo que era urgente y se trataba de documentales que iban a pasar en España".
Según la circular número 149 del Ministerio de Relaciones Exteriores colombiano, cuya copia también se incluye en el sumario, "la correspondencia no oficial puede incluirse en la valija diplomática con el respectivo visto bueno del jefe de misión o cónsul y ésta debe venir abierta sin excepción". En el artículo número 4 de esta circular también se dice que "los funcionarios encargados de la valija diplomática en Bogotá informarán a la subsecretaría de asuntos administrativos del Ministerio de Relaciones Exteriores sobre las anomalías existentes".
Reglas vulneradas
En la circular número A-85, también incluida en el sumario, en el artículo número 5, consta que "el servicio de valija está destinado exclusivamente a transportar correspondencia oficial" y "excepcionalmente y por circunstancias muy especiales, el jefe de la misión puede autorizar previa y expresamente a los funcionarios el envío de correspondencia personal, en cuyo caso los sobres deben venir abiertos, no pesar más de 25 gramos, indicar claramente la dirección y teléfono del destinatario, quien lo retira personalmente en las oficinas del ministerio. El ministerio devolverá la correspondencia que no cumpla con los anteriores requisitos".
Román Medina, jefe de prensa de la presidencia de la República, firmó el escrito número 237/84, solicitando a la viceministra que fueran enviadas las supuestas cajas de películas que contenían cocaína con fecha 10 de diciembre de 1984. El escrito decía que se "enviaran por valija diplomática urgentemente tres de las películas filmadas en diferentes zonas del país". "En consecuencia", dice el escrito, "me permito solicitar de usted se sirva impartir la autorización correspondiente para que tales filmaciones sean transportadas por la valija hasta nuestra embajada en Madrid, donde el interesado las reclamará".
Solamente un día después, el 11 de diciembre, la viceministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Laura Ochoa de Ardila, enviaba al embajador de Colombia en España un escrito firmado por ella en el que anunciaba al citado diplomático que a solicitud de la presidencia de la República "me permito enviar tres cajas que contienen películas, las cuales deben ser entregadas al periodista español Antonio Cavitela Alfos, quien las reclamará directamente en la embajada". Antonio Cavitela es el nombre que al parecer utilizó José Javier Gómez Ballesteros, detenido en Madrid por su presunta implicación en el tráfico de cocaína a través de las valijas diplomáticas, en su viaje a Bogotá en noviembre de 1984.
Paquetes cerrados
Asimismo, Ligia Garay Yepes, responsable de la sección de valijas diplomáticas en el ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, advirtió, como también figura en el sumario, que "los paquetes venían herméticamente cerrados, a pesar de que se acostumbra y es obligación de que las cosas deben ir abiertas suscepti-
La crisis de las 'narcovalijas'
bles de cualquier revisión". Sin embargo, no fueron revisados y "no encontré el caso de dudar de paquetes que procedían de la Presidencia de la República y anexos a un oficio a un oficio remisorio firmado por la viceministra, máxime cuando en la misma nota decía que las cajas contenían películas".Las irregularidades del uso -de las valijas diplomáticas colombianas no solo se circunscriben a estos dos envíos de cocaína conocidos sino también evasión de dinero ilegal. Ligia Garay manifestó también, según consta en el sumario, que le obligaron a enviar por valija diplomática aproximadamente en junio de 1984 a Madrid 1.800 dólares en efectivo, servicio solicitado por funcionarios de la Presidencia a pesar de que suponía sacar dinero del país ilegalmente.
Ligia Garay afirma que "esa autorización fue solicitada por el jefe de Personal de la Cancillería al subsecretario administrativo y al comunicárselo a la viceministra me dijo que nada había que hacer toda vez que la autorización había sido dada por el subsecretario administrativo y él era el único que podía dar autorización al respecto, insistí en que si me obligaban a enviar el sobre con la firma en el sobre que me enviaran una orden por escrito que no llegó y se despachó la valija en esas condiciones, caso que puede servir también para su investigación".
Asesinato preparado
La corrupción llega a niveles inusitados, aunque en la mayoría de los casos no pueda ser probada. Recientemente, el embajador de Estados Unidos en Bogotá, Lewis Tambs, tuvo que salir inesperadamente del país. Fuentes oficiales del departamento de Estado norteamericano confirmaron que Tambs dejaba su cargo en Bogotá para ocupar un nuevo destino.
Tambs, después de ser amenazado por los narcotraficantes, llevaba una escolta compuesta por seis panameños, cuatro colombianos y cuatro norteamericanos. Los servicios de información de Estados Unidos detectaron un compló para asesinar al embajador norteamericano. Los narcotraficantes habían comprado a varios de los escoltas que estaban avisados del día y la hora en que Tambs iba a ser asesinado y tenían órdenes concretas, a su vez, de asesinar a los dos hombres que iban a disparar contra Tambs. Así funciona la corrupción en Colombia. El dinero para los narcotraficantes no es problema.
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