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Aplicación masiva en Estados Unidos de dudosas teorías sobre la alimentación

En miles de hogares, escuelas e instituciones de todo Estados Unidos, niños hiperactivos, presidiarios y delincuentes juveniles han sido sometidos a dietas especiales que limitan los azúcares, aditivos y, en algunos casos, la leche, en la creencia de que tales cambios pueden mejorar su comportamiento impulsivo.

Esta creciente aceptación pública de la posible relación entre la dieta alimenticia y el comportamiento social provocó en una reciente reunión científica la alarma entre los investigadores, que dicen que la evidencia de los efectos de diversos alimentos sobre los sentimientos y las acciones no está tan clara como para ser ampliamente aplicada.

"Aspectos anecdóticos sobre la manipulación de las dietas, que la gente acepta como una verdad, se están asentando en la gente como usos sociales", manifiesta el doctor Richard Wurtman, un neuroendocrinólogo del Instituto de Tecnología de Massachusetts, y uno de los primeros que demostraron que los alimentos normales pueden afectar al cerebro. Dice que le preocupa la aplicación de "descubrimientos preliminares y sugerencias antes de que éstos sean confirmados por la realidad".

Cambios en las prisiones

En California, por ejemplo, los 57 tribunales juveniles de distrito han introducido cambios en la alimentación de los jóvenes detenidos. Aunque los detalles específicos varían, todos ellos buscan reducir el consumo de azúcares y aditivos. El doctor Stephen J. Schoenthaler, cuyos sugestivos descubrimientos sobre la dieta y el comportamiento antisocial han animado la puesta en práctica de tales medidas, dice que las instituciones correccionales y educativas de 44 Estados han solicitado su ayuda.En un creciente número de casos criminales, animados por la llamada defensa dulce, que se cree ha ayudado a conseguir una sentencia menor para el asesino del alcalde de San Francisco, George Moscone, y del interventor Harvey Milk, los abogados buscan la absolución de sus defendidos basándose en la enajenación temporal supuestamente provocada por un desarreglo mental debido a la alimentación. En el caso de San Francisco, por ejemplo, el hábito del acusado de comer dulces y otros alimentos azucarados en gran cantidad se esgrimió como causa de su comportamiento violento. Y en los hogares de todo el país los padres tratan de calmar a sus, hijos hiperactivos prohibiendo el consumo de alimentos que contienen colorantes y sabores artificiales, además de azúcares.

Para el doctor Michael Yogman, un investigador en pediatría de la facultad de Medicina de Harvard, la aplicación a niños es un reflejo de un público "excesivamente ansioso de aplicar clínicamente cualquier estudio prematuro", y añade que "nuestro papel es el de obrar con precaución mientras una investigación se encuentra en su infancia".

El conflicto es el clásico enfrentamiento entre la cauta naturaleza de la rigurosa investigación científica y la necesidad pública de respuestas expeditivas a problemas costosos y perturbadores.

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