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Encuentro sorpresa en Palma de Mallorca

González y Morán guardaron en secreto el viaje del líder Iibio hasta última hora

La visita relámpago a Palma de Mallorca del líder libio Muammar el Gaddafi ha sido uno de los secretos mejor guardados en la reciente historia de la diplomacia española. En el Ministerio de Asuntos Exteriores español sólo el ministro, Fernando Morán, estaba al tanto de los deseos de Gaddafi de viajar a España para entrevistarse con Felipe González. Ningún otro diplomático de Exteriores -ni tan siquiera los especializados en temas árabes y africanos- conocía el asunto. El ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, afirmó ayer por la noche en Barajas, a su regreso de Bruselas -donde había asistido a una sesión negociadora con la CEE-, que tenía conocimiento de la visita desde hacía "varias semanas".

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El coronel Muanimar el Gaddafi, máximo dirigente libio, se presentó a mediodía de ayer en Palma de Mallorca de forma oficialmente imprevista -nadie en Exteriores o en Presidencia del Gobierno adelantó la noticia ni quiso comentarla cuando salió a la luz- y, a petición suya, se entrevistó con el presidente del Gobierno español, Felipe González, en presencia del ex canciller austriaco Bruno Kreisky. La situación en Oriente Próximo (se especuló incluso con la posible presencia del líder palestino Yasir Arafat en Palma) y el creciente protagonismo de Gaddafi en el norte de África (tras la firma del tratado de unión con Marruecos) fueron los puntos centrales de las entrevistas entre los tres políticos.Morán afirmó que no se había diseñado una agenda para la visita y declinó hacer más comentarios. El ministro aseguró que había sido el propio Gaddafi quien manifestó su deseo de viajar a España y que, como el Gobierno "no tenía ningún inconveniente", se había aceptado su petición. El desconocimiento en Exteriores sobre la visita, de Gaddafi hace pensar que los trámites se realizaron por canales diferentes al de la Embajada española en Trípoli, según sugirió ayer tarde una cualificada fuente diplomática española.La visita relámpago de ayer tiene cierto paralelismo con la realizada a Madrid, a mediados del pasado mes de febrero, por el líder cubano Fidel Castro, aunque en aquella ocasión sí se utilizaron los canales diplomáticos convencionales, recibiéndose en el Ministerio de Asuntos Exteriores un télex que anunciaba la llegada la noche antes de que ésta se produjera.

Tras su encuentro con Gaddafi, Felipe González se ha entrevistado ya con todos los dirigentes del Magreb, a excepción del presidente argelino, Chadli Benyedid. En este sentido, las relaciones de España con los países de la zona se vuelcan por completo del lado del eje Rabat-Trípolí y se mantienen congelados los lazos con Argel, que siguen pasando por un mal momento debido al contencioso que España y Argelia tienen sobre los contratos firmados con este país para el abastecimiento de gas natural.

La visita de Gaddafi a Palma coincide con la flexibilización de su política, que se inició, a finales del mes de agosto pasado, cuando el rey Hassan II de Marruecos y el líder libio acordaron la unión de sus Estados. Acercándose a la pronorteamericana monarquía marroquí, Trípoli logró romper una brecha para aliviar su progresivo aislamiento diplomático, que se había agravado, especialmente el pasado mes de abril, cuando, desde la Embajada libia en Londres, se disparó contra un grupo de manifestantes, creándose una fuerte tensión con el Reino Unido.

En aquella ocasión el Gobierno español subrayó que no se sentía aludido por esta decisión. Morán afirmó entonces que había recibido seguridades de Marruecos de que el acuerdo no estaba destinado contra España ni contra Ceuta y Melilla en particular.

Intransigencia de Trípoli

Al menos hasta que Gaddafi comenzó a flexibilizar sus posiciones, su Gobierno era el más intransigente respecto al anunciado intercambio de embajadores entre España e Israel. Trípoli anunció que rompería sus relaciones diplomáticas con Madrid si se producia este supuesto. Diplomáticos españoles han comentado repetidas veces en privado que sería Libia el país que se esforzaría en hacer un gesto más llamativo en cuanto se decidiera enviar el primer embajador de España a Tel Aviv.

Por parte española, la supuesta ayuda de Libia al terrorismo de ETA ha creado -y sigue haciéndolo- sensibles roces. Esta semana, el semanario Cambio 16 afirma que servicios secretos extranjeros, en colaboración con los servicios de información españoles, detectaron recientemente una serie de documentos que permiten demostrar, por vez primera, las relaciones entre ETA y el Gobierno de Muammar el Gaddafi.

Según esta información, a finales de noviembre fue interceptado un mensaje dirigido al supuesto responsable de finanzas de ETA -el ex concejal de Herri Batasuna Sabín Euba Cenarruzabeitia- que contenía un talón, librado en Trípoli, por valor de 900.000 dólares (más de 153 millones de pesetas), que era enviado bajo la cobertura de una operación comercial entre Francia y Libia.

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