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Reportaje:

Europa compite por armar hasta los dientes al Tercer Mundo

Los países europeos fabricantes de armas no han dejado de ampliar en los últimos años sus ventas al Tercer Mundo. Sólo Francia, el tercer vendedor de armas del planeta, multiplicó por 10 sus exportaciones en la década pasada (volumen de 1982: 41.600 millones de francos, aproximadamente 800.000 millones de pesetas). En eso no han cambiado nada los años de gobierno de los socialistas, que antes echaban pestes contra ese "negocio diabólico". Los Mirage 2000 franceses vuelan hoy bajo bandera egipcia, india y peruana.Los misiles Exocet, que desde su "ensayo en combate" contra los barcos británicos en la guerra de las Malvinas, en 1982, se han convertido en estrellas de la exportación francesa, han sido adquiridos, además de Argentina, por Egipto, Bahrain, Ecuador, Irak, Camerún, Kuwait, Qatar, Marruecos, Omán, Pakistán, Tailandia y Túnez.

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Francia se presenta en Oriente Próximo y otras zonas del mundo como el proveedor que no pone ninguna condición política. "Los países pueden comprarnos a nosotros", declara un representante del fabricante de misiles Matra, "y, sin embargo, mantener su independencia". A cambio, la dependencia de las empresas de armamento de su propio éxito se ha hecho cada vez mayor. Y el Gobierno de París está condenado a seguir apoyando a Irak en la guerra del Golfo si alguna vez quiere recuperar los 1.800 millones de dólares ofrecidos a Bagdad en créditos para armas.

"Francia", constata el Instituto de Investigación de la Paz Internacional, SIPRI, "depende hoy más que nunca de la exportación de armas para mantener el empleo y la producción, bajar el precio del rearme de las fuerzas armadas propias, reducir el déficit presupuestario y pagar sus cuantiosas importaciones de petróleo".

La industria italiana de armamento, dependiente de la exportación en un 70%, recibió la guerra entre Irán e Irak como un "regalo de Dios", según el londinense Financial Times y, pese a las protestas norteamericanas, mandó helicópteros CH-47C a Bagdad y fragatas Lupo a Teherán.FetichismoLa mayoría de los países en vías de desarrollo siguen siendo demasiado- pobres para desarrollar una industria militar propia. No obstante, no quieren renunciar a unas fuerzas armadas equipadas con aviones relucientes y carros de combate estruendosos, sean o no necesarios para sus necesidades.El fetichismo armamentista es más acusado allí donde los militares ostentan el poder, como en Pakistán, Corea del Sur o Etiopía.

En 1983 decreció por primera vez la impetuosa evolución ascendente del comercio de armas convencionales. En muchos países en vías de desarrollo están tan vacías las arcas por la recesión económica y el endeudamiento creciente, que apenas pueden permitirse nuevos artilugios mortíferos. También los ricos productores de petróleo en Oriente Próximo acortan el paso desde que sus ingresos por el oro negro no fluyen tan copiosamente como esperaban. Según el SIPRI, la exportación de armas pesadas disminuyó de 1982 a 1983 en unos 356 millones de dólares.

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Pero estas oscilaciones nunca han sido duraderas. Sobre todo los comerciantes de armas europeos están ya al acecho del gigantesco negocio que seguirá al fin de la guerra entre Irán e Irak. La Agencia de Desarme norteamericana ha vaticinado para 1985 un nuevo récord mundial en la fiebre armamentista. De creer sus estimaciones, por primera vez se gastará más de 1.000.000.000.000 -léase un billón- de dólares, 170 billones de pesetas.

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