Shultz pide cohesión y solidaridad a sus aliados europeos
El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, pidió ayer a sus aliados de la OTAN cohesión y solidaridad, especialmente en el despliegue de los euromisiles, con vistas a la nueva fase que está a punto de abrirse en las relaciones Este-Oeste. Shultz aseguró ayer -en una intervención "larga y detallada", según el ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán-, ante una sesión superrestringida del Consejo Atlántico, que en las conversaciones que entablará en Ginebra con su colega soviético, Andrei Gromiko, "todo estará sobre la mesa y ningún tipo de armamento quedará excluido".
Es decir, que se abordará el problema de los euromisiles, según informaron fuentes atlánticas. Los europeos insistieron en la necesidad de ser estrechamente consultados, y Shultz se comprometió a ello.Pero la postura norteamericana de cara a las conversaciones previstas para los próximos días 7 y 8 de enero no está aún precisada, según informó Shultz a su llegada a Bruselas. El debate en el seno de la Administración Reagan sobre la forma de abordar estas negociaciones aún no ha concluido, como ayer recordó el jefe de la diplomacia italiana, Giulio Andreotti. Para él es necesario que se prepare de forma adecuada la reanudación de las negociaciones, pues, de otro modo, podrían desembocar en un fracaso.
Ginebra se convierte, pues, en unas conversaciones sobre conversaciones en las que "hay que ser pacientes", según Shultz. Por ahora lo único concreto es el "espíritu realista y de apertura" que llevará la delegación norteamericana, a Ginebra. EE UU no quiere desvelar sus cartas a la Unión Soviética.
Armas espaciales
Para los europeos, como Andreotti, la inclusión de las armas espaciales y cómo se aborden en estas conversaciones no es sólo una cuestión de procedimiento, sino de gran relieve para un futuro posible tratado.Tanto Shultz como los europeos insistieron en la necesidad de estrechas consultas entre los aliados en esta nueva fase de las relaciones Este-Oeste. Estas consultas, según fuentes atlánticas, pueden llevarse a cabo a través de tres instrumentos: contactos especiales, el Consejo Atlántico (a nivel de ministros o de embajadores) y a través de un enviado especial norteamericano, que podría ser el propio Paul Nitze, encargado de estas negociaciones en Ginebra.
Shultz insistió, según estas fuentes, en la necesidad de mantener una coherente solidaridad atlántica en esta fase, dado que dicha solidaridad se ha visto recompensada en la cuestión de los euromisiles. Cuestión que belgas y holandeses no aprecian del mismo modo que Shultz, y han sido presionados por éste el martes para que loss dos países acepten finalmente el despliegue de los misiles de crucero en su territorio.
En su discurso inaugural, el presidente de esta reunión, el alemán occidental Hans-Dietrich Genscher, insistió en que las conversaciones de Ginebra deben cubrir un amplio espectro, pues la URSS se esforzará por concentrar éstas sobre las armas espaciales. Pero "cualquiera que pretenda crear una paz duradera debe conceder a la otra parte el mismo derecho a la seguridad que reclama para sí", dijo Genscher en tono conciliador.
Marco político
Genscher aseguró que "los europeos apoyamos la propuesta del presidente Ronald Reagan de crear un marco político para el diálogo soviético-norteamericano sobre el control de los armamentos", y puso de relieve la ineludible necesidad de incluir los euromisiles. Sobre las consultas, el minisiro alemán occidental señaló que deben venir "marcadas por una confianza mutua entre europeos y norteamericanos". "La Alianza Atlántica", añadió, "es una asociación de iguales en la que nadie domina y nadie es dominado".Genscher se refirió asimismo a la importancia de las negociaciones multilaterales de Viena y Estocolmo y a la convocatoria de una conferencia especial el 1 de agosto para celebrar el décimo aniversario del Acta de Helsinki.
Morán estima que "Shultz reflejó un cierto optimismo de que al menos en Ginebra se pueda producir un mejor clima".
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