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Los países europeos temen que sus intereses sean postergados por las superpotencias

Andrés Ortega

"Los europeos tenemos considerables recelos de que las superpotencias se las arreglen por encima de nuestras cabezas", señalaron ayer fuentes del continente en la OTAN. Tales temores se vieron reflejados en parte por el propio secretario general, el británico lord Carrington al presentar la reunión del Consejo Atlántico -máximo órgano de la Alianza- que se abre hoy en Bruselas con la asistencia de los ministros de Asuntos Exteriores de los 16 países miembros. Carrington considera que concentrar el debate en las armas nucleares y espaciales no debe implicar que haya que restar importancia a otras cuestiones.

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Los aliados esperan que el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, les detalle sus intenciones con vistas a su encuentro para "conversar sobre conversaciones" con su homólogo soviético, Andrei Gromiko, el 7 y 8 de enero en Ginebra. En la ciudad helvética se debe reanudar un diálogo, esta vez paraguas o globalizador, sobre el control de las armas nucleares y espaciales. Los aliados esperan, pues, detalles de procedimiento y de contenido sobre esta próxima reunión, aunque algunas fuentes atlánticas se mostraron ayer escépticas ante lo que pueda decir Shultz.Al cumplirse el quinto aniversario de la doble decisión de la OTAN (despliegue de los euromisiles si no había un acuerdo con la URSS), los europeos vuelven a su esquizofrenia. Antes se quejaban de que no se negociaba. Ahora temen la negociación, o que ésta les margine cuando, según Carrington, "los europeos están íntimamente implicados en algunas áreas de las relaciones Este-Oeste".

Para Fernando Morán, la importancia de este Consejo Atlántico estriba en las perspectivas ante la reunión de Ginebra, tras meses de tensión entre Este y Oeste. "Todos aportaremos algo a esta discusión", señaló Morán ayer en la capital belga, tras su visita oficial a Checoslovaquia. De esta visita, Morán sacó la impresión de que "estos países (del Este) desean el diálogo y una negociación global sobre las armas. Su cauta esperanza", según definió Morán la sensibilidad checa, "corresponde a la que hay en Occidente". Morán habló de su viaje a Praga en su entrevista con Shultz.

Carrington señaló que los aliados se mostrarán "ansiosos" de ser consultados por Washington, y otras fuentes insisten en que "hacen falta iguales o mayores consultas que antes". Carrington hizo hincapié en la vigencia de las negociaciones de Estocolmo (Conferencia de Desarme en Europa), Viena (reducción mutua y equilibrada de fuerzas) y Ginebra (armas químicas), aunque consideró que las negociacionps sobre "los temas de la seguridad central beneficiarán a otros foros".

El secretario general de la Alianza habló de la necesidad de llegar a "acuerdos militarmente significativos, equilibrados y verificables, que no pongan en entredicho la seguridad". Otras fuentes atlánticas señalaron que la base de discusión debe ser la misma que la de las START (las conversaciones sobre armamento estratégico, que parten de la base de una fórmula que reune los criterios de carga útil, cabezas, alcance y precisión de los misiles) pero debe, además, ser global, es decir, incluir los misiles de alcance medio en Europa y no impedir la investigación, aunque sí su despliegue.

Más encuentros preparatorios

Carrington se mostró optimista ante el encuentro entre Shultz y Gromiko, al apreciar que hay signos "alentadores", aunque será una larga travesía, en la que no hay que esperar resultados inmediatos. "Hay que ser pacientes", dijo, "y no descarto que haya dos o tres conversaciones preliminares como las del 7 y 8 de enero" antes de que realmente empiecen las negociaciones. Carrington calificó de "ingeniosidad constructiva" la política de Washington para hacer volver a los soviéticos a la mesa de negociaciones, pero agregó que la OTAN debe mantener una posición de fuerza y, por tanto, proseguir el despliegue de los euromisiles, mientras no haya un acuerdo, y aventuró que la URSS seguirá con su política de intentar dividir a la Alianza. Por su parte Shultz habló ayer en Bruselas de la necesidad, de ser "realistas". El jefe de la diplomacia norteamericana se entrevistó con su colega holandés, Hans van den Broek, y con el primer ministro belga, Wilfried Martens, en ambos casos para presionar para que éstos acepten el despliegue de los euromisiles en su territorio.

Carrington citó como sus dos prioridades personales el mantener el apoyo de la opinión pública hacia la OTAN y el controlar "la deriva continental" entre EE UU y Europa. De hecho, a la cabeza de una nutrida delegación, Shultz va a mantener una reunión de trabajo con la Comisión Europea en un clima de guerra comercial.

Carrington calificó de "incidente muy serio" los atentados del martes en Bélgica contra el oleducto de la OTAN y manifestó que se tomarán medidas para reforzar estas zonas y hacerlas menos vulnerables. Dijo que el terrorismo se abordará en este Consejo Atlántico, como en otras ocasiones.

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