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DEBATE POLÍTICO EN NICARAGUA

Fernando Cardenal culpa al Papa de su expulsión de la Compañía de Jesús

El ministro nicaragüense de Educación, Fernando Cardenal, miembro de la Compañía de Jesús hasta el pasado día 4, culpó ayer a Juan Pablo II y a los obispos nicaragüenses de presionar a los superiores jesuitas para que le expulsaran de esa orden religiosa, a la que pertenecía desde hacía 32 años. "Respeto la autoridad de los obispos y del Papa, pero no puedo dejar de reconocer que en este caso la autoridad se ha equivocado", afimó Cardenal.

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La actividad política de los sacerdotes

El ministro aseguró que, a pesar de la disposición que lo aleja de la orden por considerar incompatible su condición de sacerdote con el cargo político que ejerce, seguirá siendo "sacerdote y revolucionario". Según Cardenal, el decreto que lo desvincula jurídicamente de la orden, firmado por el provincial de los jesuitas para Centroamenca, Valentín Menéndez, se debe a una "opción política" y no a una reflexión teológica. "La política desarrollada por el Vaticano respecto a Nicaragua coincide con la del presidente de EE UU, Ronald Reagan", afirmó.En la reunión celebrada en junio de 1981 en la ciudad de Matagalpa, entre los sacerdotes que ocupan cargos políticos y los obispos de la Conferencia Episcopal de este país, se acordó que, "por razones de emergencia nacional", los clérigos podían seguir en los puestos gubernamentales a cambio de que aceptasen voluntariamente no oficiar misas ni administrar los sacramentos.

Cardenal, que se afilió al Frente Sandinista de Liberación Nacional a mediados de los años setenta y fue nombrado jefe de la campaña de alfabetización poco después del derrocamiento en 1979 del régimen de Anastasio Somoza, es ministro de Educación desde el pasado 13 de julio.

Petición del Vaticano

Este hecho elevó la tensión entre Cardenal y sus superiores en Roma y Centroamérica. El pasado 10 de agosto, el Vaticano pidió a Cardenal y a los otros tres sacerdotes que desempeñan funciones en el Gobierno sandinista -Ernesto Cardenal, ministro de Cultura y hermano de Fernando; Miguel D'Escoto, ministro de Asuntos Exteriores, y Edgard Parrales, representante de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos- que abandonasen sus cargos, ante "la incompatibilidad con su condición religiosa".Según Cardenal, la "emergencia nacional" existente en Nicaragua en 1981 "era un juego" si la comparamos con "la agresión norteamericana que ahora enfrentamos". "Sería un pecado, añadió el ministro, obedecer esta petición, que se aleja de la casa de los pobres, explotados y oprimidos, en este preciso momento en que se intensifican la agresiones contra la revolución nicaragüense", añadió.

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"Abandonar la revolución sería como desertar de mi pacto con los pobres, y creo que ello no sólo sería una traición hacia los pobres sino también hacia mi propio país", afirmó Cardenal, quien manifestó que seguirá viviendo como sacerdote y religioso y, sobre todo, como revolucionario, a pesar de las calumnias y de las agresiones "contra esta revolución, que es hermosa y santa".

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