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Solchaga asegura que antes de que termine el año habrá zonas de urgente reindustrialización

El Pleno del Congreso de los Diputados iba a entrar a la dos de la madrugada de hoy en el debate de los presupuestos de Trabajo y Seguridad Social para 1985, después de aprobar, en nueve horas de sesión, el reparto de gasto previsto por el Gobierno en cuatro ministerios: Agricultura, Industria, Obras Públicas e Interior. Carlos Solchaga, titular de Indutria, aseguró que las zonas de urgente reindustrialización (ZUR) serán creadas antes de que termine el presente año, y acusó al Grupo Popular de querer dar "saltos en el vacío" al intentar reducir las partidas industriales en 300.000 millones de pesetas sin destruir ningún puesto de trabajo. La mayoría socialista rechazó todas las enmiendas de la oposición y no presentó ninguna propia.

El Grupo Popular y los diputados comunistas, quienes presentaron mayor número de enmiendas, las agruparon en torno a la solicitud de devolución, salvo en Interior, donde la oposición conservadora se quedó sola. Su potavoz, José Luis Álvarez, cuya llamada a la tribuna fue recibida con abucheos desde los escaños socialistas por temor a la duración de su discurso, pidió 20.000 millones de pesetas adicionales a los 270.000 previstos. El ministro José Barrionuevo le desmintió que la preocupación por la inseguridad ciudadana haya desplazdo en sus encuestas a la "crisis económica".En Obras Públicas y Urbanismo la crítica más general de los enmendantes (PCE, centristas, Minoría Catalana y Grupo Popular) ha sido que la reducción de inversiones reales impedirá generar empleo. El ministro Julián Campo contestó que la finalidad básica de éstas -atender necesidas púlicas- quedará satisfecha. Abundó en ello el diputado socialista García Reciado, quien apuntó que, si se descuentan las dotaciones indirectas a las comunidades autónomas, tales inversiones (336.000 millones de pesetas) crecerán un 15%.

En el debate de la sección de Agricultura, los portavoces conservador y comunista coincidieron en que se ha acelerado o ha continuado la caída en las rentas de los agricultores. Por el Grupo Popular, Antonio Navarro acusó al Gobierno de estar obsesionado por la reducción del índice de precios al consumo sin importarle su coste para el país.

Fernando Pérez Royo, por el PCE, señaló que los gastos en agricultura son insuficientes, como en todos los ámbitos de la economía real, y el presupuesto resulta desequilibrado. Pidió más inversiones que puedan crear empleo.

La insatisfacción de los enmendantes, ante las disposiciones del portavoz socialista, provocó una respuesta del ministro, Carlos Romero, quien explicó que las rentas de los agricultores han crecido durante el bienio de Gobierno socialista un 16% en términos constantes, magnitud desconocida desde que se iniciaron las cuentas nacionales.

En la sección de Industria y Energía, el diputado comunista Horacio Fernández Inguanzo dijo que la caída del consumo y de los salarios reales y de la inversión han colocado la actividad bajo mínimos por la política de aumento de excedentes y de intentar cargar la crisis sobre los trabajadores. Asimismo, pidió procesos decididos de reindustrialización y de lucha contra el fraude fiscal. En nombre de la Minoría Catalana, Joaquín Molins se mostró conforme con los objetivos de la política industrial y disconforme con su realización, apuntó que las expectativas de reconversión no se cumplen y opinó que la indecisión respecto a las zonas de urgente reindustrialización, que llevan seis meses de retraso, paralizan las inversiones.

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Por el Grupo Popular, José Ramón Lasuen defendió como alternativa un presupuesto para reducir el gasto en Industria, Energía y Minería en unos 300.000 millones de pesetas, conseguidos sobre todo bajando las subvenciones para reconversión y empresas públicas. No obstante, reclamó la reindustrialización.

En sus respuestas, Solchaga, entre aplausos de la izquierda, agradeció al diputado comunista que no limitara sus palabras a generalidades ideológicas, y a los grupos popular y Minoría Catalana que se mostraran de acuerdo en los principios para luego diferenciar lo que ellos harían, señalando que la aceptación no era recíproca.

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