El actor y cantante travestido Divine asegura que ya no es nada 'underground'
El actor y cantante H. G. Milstead, alter ego de la actriz y cantante Divine, que se encuentra actualmente en Barcelona para presentar su espectáculo, aseguró ayer que ya no se considera nada underground. "Yo no soy en absoluto lo que demuestro en el escenario, todo es una actuación, un personaje inventado", manifestó Milstead, de unos 150 kilos de peso y protagonista de una serie de películas consideradas por cierta crítica como inmundas, repugnantes y excrementicias.
Divine apareció ayer en la conferencia de prensa convocada con motivo de su visita a Barcelona como una versión ligeramente afeminada, inofensiva y sin bigote del inefable Ignatius Reilly, el protagonista de la novela La conjura de los necios. Calvo con excepción de un poco de fino pelo blanco en el cogote y alrededores y dotado de unos hermosos ojos azules entre inocentes y viciosos, el actor y cantante parecía también un Lindsay Kemp grotescamente exagerado.Vestido de negro, con un largo abrigo de pieles y zapatos rojos, y con aires de desmesurado enfant terrible, Divine instaló su enorme humanidad en una silla y se sometió tímida y dulcemente a las preguntas de los informadores. Sus respuestas traicionaron visiblemente la expectación que el acto había despertado: Divine se mostró reservado, completamente aburguesado y hasta aburrido. Con una voz fina, delicada y levemente chillona repitió machaconamente trivialidades mientras evitaba cuidadosamente toda referencia a un pasado rico en experiencias escatológicas. Ni siquiera se permitió una simple palabra soez, ella, que en su película Pink Ramingos -actualmente en cartel en Barcelona- tuvo a bien comer excrementos -reales- de perro.
"Me gustaría ser estrella de Hollywood", afirmó la vocecita ante la desesperación de los presentes que no conseguían arrancar ninguna opinión contundente de los finos labios de Divine. "Mi nueva película, la primera que he hecho en Hollywood, es un western cómico titulado Lust in the dust, el coprotagonista es Tab Hunter. Hago música y cine conjuntamente; no me considero buen cantante y por eso me dedico a la música disco, que la gente puede bailar. 1984 es uno de los mejores años de mi carrera".
Chica mala
El único detalle estimulante de su personalidad que Divine dejó entrever fue su sonrisa: una sonrisa contenida, leve, apenas un esbozo, que concluía en una repugnante mueca mezquina, algo maravilloso que sí remitía a esa criatura "escandalosa y prostituta", a esa "chica mala, muy mala", como él mismo definió a la Divine de las pantallas, los escenarios y, suponemos, el pasado. Divine no tuvo a mal, sin embargo, renegar de ese mismo pasado y asegurar que él no había dicho nunca "mi política es la mierda", frase que pusieron en su boca varios periodistas norteamericanos.Sobre sus orígenes cinematográficos y el rico ambiente underground en que se gestaron sus comienzos artísticos, Divine se limitó a explicar: "Empezarnos a hacer cine -el director John Waters (sic), con el que he hecho 6 filmes, y yo- porque estábamos aburridos. La primera película fue para nuestro propio placer", afirma Divine sin asomo de doble intención, "luego nos hicimos famosos y ganamos dinero, mucho dinero".
"Mi imagen es para hacer reír a la gente, para que el público se divierta. Doy a la gente lo que la gente quiere, eso es todo", continuó el actor y cantante, desertor de su propia leyenda y tránsfuga de la subterraneidad. "De mis actuaciones sólo espero que la gente disfrute", remató Divine que confesó que su actriz preferida es Elizabeth Taylor y Fellini el director con el que más le gustaría rodar.
Divine tiene a sus espaldas una larga carrera que arranca en 1963. Ha hecho dos obras de teatro -en una encarnaba a una madame de burdel y en la otra a una malvada vigilanta carcelaria- "No soy punk ni lo he sido nunca, entre otras razones porque cuando yo hacía esas cosas el movimiento punk aún no existía".
La gran Divine, 300 libras (unos 150 kilogramos) de peso, ex escándalo viviente, homosexual inconfeso, intérprete principal de Polyester -la primera película filmada en Odorama- y entusiasta devoradora de comida italianas, decepcionó.
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