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Detenido por la policía, a instancias de la Interpol, uno de los posibles jefes del tráfico de cocaína en Suramérica

Cinco colombianos, uno de ellos Jorge Luis Ochoa, considerado como uno de los presuntos jefes del tráfico de cocaína en Estados Unidos, fueron detenidos en la noche del pasado día 14 al 15 por miembros de la Brigada Regional de Policía Judicial en un apartamento de la capital de España. La detención, realizada a raíz de una solicitud hecha por la Interpol, fue seguida, según parece, de la aplicación de la ley antiterrorista a los detenidos, motivo por el que los abogados que se han encargado de la defensa de los detenidos presentaron un recurso de habeas corpus que fue atendido por el juez a principios de esta semana.Según las informaciones obtenidas ayer, la policía detuvo a Jorge Luis Ochoa Vázquez, Gilberto Ramírez Orejuela y a Ulises Betancourt así como a las esposas de los dos primeros. Sobre Ochoa y Ramírez pesa, según parece, una petición de extradición de Estados Unidos aún no formalizada y realizada a instancias de la corte federal de Alabama. El tercero de los detenidos, según manifestaron medios periodísticos colombianos, podría tratarse de la misma persona que fue sentenciado a 19 años de cárcel por estar relacionado con el doble homicidio del fundador de la empresa de transporte Expreso Bolivariano, Carlos J. Díaz, y de su cuñado, Jaime Barreto, ocurrido en 1976. El procesado se dio a la fuga cuando las autoridades judiciales le dieron permiso para ver a su madre gravemente enferma.

La revista francesa Le Point del pasado día 29 de octubre informaba de un documento de la DEA -agencia antidroga de Estados Unidos- realizado por el agente Ernest Jacobsen en el que se indicaba que Jorge Luis Ochoa era uno de los principales capo del tráfico de cocaína desde Sudamérica a Estados Unidos.

Como miembro del clan Ochoa, habría participado también en la reunión que tuvieron los principales jefes de la mafia colombiana tras el asesinato en la noche del 30 de abril de este año, de Rodrigo Lara Bonilla, ministro de Justicia, muerto por un comando que habría sido contratado por las organizadores del tráfico de narcóticos (ver EL PAÍS del 20 de mayo de 1984). El presidente de Colombia, Belisario Betancur, tras el asesinato de Lara Bonilla, decretó el estado de sitio y declaró la guerra a los traficante de droga que operaban en su país. Entre las medidas adoptadas por Betancur se aceptó la extradición de 23 jefes del tráfico de narcóticos solicitada por Estados Unidos pero cuando éstos ya habían salido del país.

Los detenidos prestaron ayer declaración ante el juez y Ulises Betancourt fue puesto en libertad, al parecer, tras pagar una fianza de 500.000 pesetas. El resto regresó a la cárcel.

Un portavoz de la Dirección General de Seguridad del Estado manifestó anoche que la operación policial aún no estaba terminada, que esperaban nuevas detenciones y que debido a su importancia prefería no informar del tema, aunque esperaba que hoy se pudiera facilitar todos los detalles.

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