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Hosni Mubarak acusa a Libia de financiar el asesinato de Indira Gandhi y de planear atentados contra otros líderes

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, declaró ayer que, según ha confesado el comando que debía asesinar al ex primer ministro libio Abdel Hamid Bakush, Libia estuvo implicada en "la financiación del atentado contra la primera ministra india, Indira Gandhi", y que el coronel Muammar el Gaddafi ha preparado otros atentados contra personalidades como la primera ministra británica, Margaret Thatcher, el presidente francés, Frangois Mitterrand, o el jefe de Gobierno de la RFA, Helmut Kohl. Mubarak hizo estas manifestaciones tras revelarse en El Cairo que Bakush se encuentra vivo y que Radio Trípoli difundió el pasado viernes la noticia de su asesinato como consecuencia de una trampa tendida por la policía egipcia.

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Otros dignatarios que, según el presidente Mubarak, se encuentran en el punto de mira del "compló terrorista libio" son el rey Fahd de Arabia Saudí y el presidente paquistaní, Zia Ul Haq, cuyo régimen pretende derrocar el coronel Gaddafi.Mientras tanto, con el imprevisto desenlace del supuesto asesinato del ex primer ministro libio Abdel Hamid Bakush, el régimen egipcio ha conseguido ridiculizar espectacularmente al jefe de la revolución libia, coronel Muammar el Gaddafi, pero la prueba de fuerza entre los dos enemigos irreconciliables promete prolongarse aún y amenaza incluso con degenerar, antes o después, en un conflicto armado, informa desde Beirut Ignacio Cembrero.

Abdel Hamid Bakush, ese "traidor" y "perro bastardo", cuya "ejecución" por "escuadrones suicidas" al servicio de la revolución libia fue anunciada el viernes a bombo y platillo por Radio Trípoli, está vivo y los cuatro agentes de Gaddafi que debían asesinarle se encuentran ya en una cárcel de El Cairo, inculpados de homicidio frustrado.

Bakush, de 48 años de edad, fue el último primer ministro que tuvo el rey Idriss. Tras vivir ocho años en libertad en la Libia de Gaddafi, Bakush optó por emigrar a El Cairo, donde pidió asilo político en 1977.

Los cuatro del 'escuadrón'

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A la capital egipcia llegaron, a principios de mes, los cuatro dirigentes del escuadrón suicida -dos malteses y dos británicos-, a los que, según la policía egipcia, les iba a ser entregada la cantidad de 250.000 dólares por persona (unos 42 millones de pesetas) por acabar con la vida de Bakush.Pero la policía los detuvo, e invitó a continuación al ilustre exiliado a prestarse a una operación maquiavélica que, si daba resultado, incitaría al régimen de Libia a autoacusarse de un crimen que no había logrado perpetrar.

El lunes 12 de noviembre los inspectores egipcios se llevaron a Bakush y a su mujer, Najua Burossi, de 28 años, de paseo a Assuan (alto Egipto), tras haber tomado fotografías del ex jefe de Gobierno libio tumbado en el suelo, con heridas simuladas, como si hubiera sido asesinado por el comando británico-maltés.

Bastaba entonces con enviar las fotografías al contacto en Malta de los asesinos a sueldo -no hay comunicaciones directas entre Trípoli y El Cairo-acompañadas de un texto en el que se señalaba que la misión había sido llevada a cabo con éxito el lunes 12, para que el agente libio informase a su vez a sus superiores jerárquicos.

El hecho es que el viernes pasado la radio nacional libia proclamó en su acostumbrado tono grandilocuente la noticia de la muerte de Bakush. No obstante, en una declaración difundida ayer por la agencia libia Jana, Trípoli niega "categóricamente" las implicaciones en el atentado fallido denunciadas por las autoridades egipcias.

Según se informó en El Cairo, el comando suicida que pretendió atentar contra Bakush estaba dirigido por Anthony William Gill, ciudadano británico de 48 años propietario de una tienda de recambios para automóviles domiciliada en Londres; por el también británico Godfroy Chiner, de 47 años, y por los malteses Romeo Nicholas Chakambari, de 42 años, y Edgar Bonic Cacia.

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