"Siempre he estado vinculado a la tradición catalana más abierta", dice Tápies

Antoni Tipies expone desde el miércoles, en la galería Antonio Machón, de Madrid, una selección de 20 pinturas recientes e inéditas. Las obras forman parte de un conjunto realizado por el artista catalán durante el último año y medio que será presentado en las dos galerías Maeght de París. Con respecto a su actitud, Tàpies dijo ayer que siempre se ha sentido vinculado al sentido más universal de la cultura catalana.

"Durante el último año y medio", dice Tápies, "he trabajado en gouaches sobre un cartón que he descubierto en Barcelona y que permite abordar grandes formatos, de unos dos metros de ancho y una longitud ilimitada, así como en pinturas sobre tela, también de gran tamaño. Este ciclo ha supuesto para mí algo así como un ejercicio de recuperación. Hace año y medio sufrí una operación bastante grave, que fueron en realidad tres intervenciones, y, aconsejado por os propios médicos, me puse a trabajar inmediatamente. Fue como un reto, pero se convirtió en un reconstituyente ideal".

El catálogo de su muestra madrileña se abre con una espléndida fotografía de Catalá Roca que nos presenta al artista en pleno trabajo, una imagen que es toda una declaración sobre la actitud de Tápies hacia la materia pictórica: la pintura concebida también como un mundo táctil. "Siempre me ha atraído ese mensaje que lleva la materia en sí misma, sus texturas, sus rugosidades; es algo que se incorpora al propio mensaje que puedan llevar los colores, los signos o las formas, algo que les añade una expresividad más".

Acercamiento a la escultura

"Mi acercamiento a la escultura se originó por una gran insistencia del viejo Maeght, ya fallecido, a raíz de la instalación de unos hornos de cerámica en la fundación de Saint Paul de Vence. Me insistieron durante años, pues en su opinión se trataba de trabajar en una materia muy próxima a la de mi obra. Esa proximidad era precisamente lo que provocaba mis mayores reticencias, pues temía que no iba a descubrir nada nuevo en ella. Finalmente, por intervención de Chillida, me convencieron. Aunque no me llevé grandes sorpresas es una experiencia que me ha enriquecido".La obra de Tàpies parece firmemente asentada en sus propias raíces de mediterraneidad, pero su espíritu se ha sentido siempre atraído por el pensamiento y la cultura del Extremo Oriente, algo que Jaeques Dupin define como "hallar el Extremo Oriente yendo a su extremo occidente de deseos".

"Temas como los del espacio son esenciales para todo pintor. Por ello, desde muy joven comencé a interesarme por las concepciones de la ciencia contemporánea, particularmente de la física, que han revolucionado nuestra visión del mundo. Creo que son cuestiones básicas, que el artista tiene hoy la obligación de abrirse a ellas, y no entiendo el desinterés de muchos colegas míos. Pues bien, es hoy un hecho muy común el abrir un tratado científico y toparse con citas taoístas o budistas, o incluso de místicos occidentales, formas de pensamiento despreciadas hasta hace poco por los positivistas. Fue así, a través de la ciencia, como me fui interesando por el pensamiento oriental, que es una mina inagotable. En cuanto a la relación con mis propias raíces yo siempre me he sentido más vinculado a aquella tradición catalana más abierta hacia otras culturas, a hombres como los que, antes incluso de Marco Polo, tuvieron ya contacto con China, aunque no fuera, por supuesto, por un interés meramente cultural, sino buscando aliados contra los turcos".

"La fuente de las imágenes es, quizá, en mi pintura, fruto de una herencia superrealista. Junto a ese lenguaje más musical de la tradición abstracta, el superrealismo fue, como para tantos otros pintores de mi generación, un elemento básico de mi formación, aunque me apartara de él al intuir el callejón sin salida de lo literario".