El adiós de Benedetti
Tras leer el artículo de Mario Benedetti publicado en EL PAIS de 30 de octubre de 1984, siento una cierta rabia y tristeza. Siento tristeza porque puede que hayamos perdido la posibilidad de leer a una de las mejores plumas que han pasado por este periódico y que, a lo largo de semanas y semanas, nos ha deleitado a muchos y, en cualquier caso, ha despertado el interés de casi todos. Los que lo hemos seguido hemos podido comprobar su siempre ecuánime intención crítica, y en sus polémicas, un gran respeto por el oponente.Siento rabia porque aún existen personas que pretenden desacreditar a otras por el simple hecho de que pertenezcan o no pertenezcan a una o a otra patria. Como dijo Demócrito en Grecia, y recuerda F. Savater en un libro de reciente publicación, "la patria del sabio es el mundo entero". Mi patria está allá donde se luche por el respeto a la dignidad del hombre, a la igualdad y a la fraternidad; y si no me equivoco, señor Benedetti la suya también. Quiero, por tanto decirle que, para mí y para todos los que piensan como yo, no sólo está usted en su patria, sino que es un gran patriota.- Santiago de Compostela, La Coruña.