Rajiv Gandhi, el primer indio de su estirpe
Mohandas Gandhi quería inventar la India. El mahatma nació en Gujarat, en un hogar acomodado, de la casta de los comerciantes, y vivió el mejor tiempo de su formación en el extranjero. Partió para Inglaterra a los 18 años y residió durante tres en este país. Tras un breve intervalo de regreso a la India, lasó otros 18 años en Suráfrica. Únicamente entonces, a principios de los años veinte, cuando ya había cumplido los 40, se instaló en su país, donde era un perfecto desconocido. Gandhi salió del subcontinente como hindú y volvió como indio. En Suráfrica, como abogado de una compañía de su país, tuvo que tratar con la emigración de todas las regiones del vasto subcontinente y vio por primera vez a su pueblo como una unidad, como algo posible y nacional.Probablemente esa fue su gran fuerza; la del hombre, más que el político, que hablaba a toda la India, muchas veces obligado a hacerlo en inglés, porque el hindi no llegó a ser nunca su lengua preferida y su gujarati materno era sólo una lengua regional. El reflejo del gran hombre que se sentía el primer indio de la India moderna, pese a todo su mensaje arcaísta e hilandero, inició una larga tarea de conversiones a un concepto revisionista de la modernidad posible en una antigua cuenca de la civilización mundial. .
El sucesor de Gandhi, Jawaharlal Nehru, fue un expatriado absoluto que no sólo se formó en Inglaterra, sino que hasta "soñaba en inglés", lengua que escribía y hablaba mucho mejor que el hindi, puesto que su lengua familiar era el urdu, idioma propio de todo el norte de la India. Nehru entendió la visión de Gandhi y por eso le siguió aun cuando su modernismo sin raíces autóctonas le hiciera oponerse al intento sincrético del mahatma entre la vaca y el aeroplano, el huso y la revolución industrial. Precisamente su carácter de indio forastero en su país le permitió asir la idea gandhiana, utopía de una India del futuro.
Indira, hija de Nehru, casada con Feroze Gandhi, sin parentesco alguno con el mahatma, tuvo una educación superior a salto de mata en Europa y pasó también sus años de formación fuera del país. Su inmersión en la vida política de la India a partir de los años cuarenta le hizo retomar el hilo de una tradición que entendía mucho mejor que Jawaharlal, de la misma forma que su hindi era tan bueno como su inglés, pero no mejor. En su posición de primera ministra, Indira tendió un puente hacia la figura del mahatma antes que hacia la de su padre; pero en ella todo el recurso a las fuerzas irracionales de la nación tenía tanto de táctica, de canal de comunicación en clave con la ciudadanía, como de convicción. Si Gandhi creía que era posible trazar la bisectriz entre la vaca y el aeroplano, y Nehru no entendía por qué había que apartarse cuando se encontraba a una vaca por la calle, Indira reprimía su impulso de sacrificar al rumiante hasta el día en que el país estuviera maduro para otros menesteres.
Rajiv Gandhi, hijo de Indira y de Feroze, nieto de Jawaharlal, es un indio-indio, probablemente el primero de su estirpe que lo es con toda naturalidad. Apropiadamente es piloto civil de una India que fabrica al menos una parte de sus propios aviones, no ya aeroplanos, conoce el hindi como lengua propia y el inglés como algo próximo, pero aprendido, y en él la modernidad es la de un ciudadano de la nueva Unión India que no estima necesario mantener estudiadas ficciones como su madre, que tampoco siente la lucha en su interior entre dos conceptos de la India, como el precursor Gandhi, ni refleja un cierto estupor por todo lo que ve, como Nehru.
El nuevo primer ministro enlaza de verdad con el concepto del indio futuro que soñó Gandhi, sin el maniobreo en corto de su madre. Por eso es inconsustancial que sea un aficionado a la música clásica europea, que se casara con una italiana, mientras que sus antecesores habrían parecido irremediablemente exóticos si se hubieran desposado fuera del país; que rechace la servidumbre a la res y que desprecie el uso de la astrología para ayudarse en la labor de gobierno, como su madre acostumbraba.
Rajiv Gandhi será mas o menos apropiado para el cargo, su experiencia quizá insuficiente para resistir el embate de los grandes barones del Partido del Congreso; pero, al menos, podrá decirse que la obra de Mohandas Gandhi ha dado algún fruto.
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