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Quinto Festival de Jazz de Madrid

'Jazz y con duende, flamenco 'chévere'

El grupo Pegasus abrió el segundo concierto del Palacio de Deportes con la misma desventaja que Ahmad Jamal en el anterior, salir de teloneros. Son, en su estilo, los mejores de España. Tocan temas atractivos; hay quien dice que ingenuos, pero esto no veo qué tiene de malo: ingenuos son los villancicos, y hay algunos preciosos. En plan puntilloso e puede reprochar a Pegasus el excesivo protagonismo de su batería, Santi Arisa.Normal es que las estrellas aprovechen los conciertos para hacer publicidad de su último disco: Paquito D'Rivera fue mucho más lejos e hizo publicidad de todos. Tanto espíritu fenicio no impedía que las presentaciones fueran, paradójicamente, muy modestas: quiero decir que Paquito anunciaba "un bolerito, una baladita, una samba", y luego tocaba un bolerazo, una balada que tiraba para atrás o una samba que valía por diez. Aunque se las apaña bien con el clarinete, lo de Paquito es el saxo alto, donde tiene absolutamente todo, en especial aquello con lo que sueña todo jazzman: un timbre y un fraseo característicos que lo hacen facilísimo de identificar. De su banda, Paquito destacó al pianista, Michel Camilo.

Quinto Festival de Jazz de Madrid

Pegasus, Paquito D'Rivera con Paco Cepero y Ray Barretto con TomatitoPalacio de los Deportes. Madrid, 31 de octubre.

Debe mencionarse también a Roditi, que a la trompeta y el fliscorno es bravísimo, arriesga mucho y tiene delicadeza para pulir el acabado de las frases.

Y al final, la banda de Ray Barretto: cuatro metales, bajo, piano, y el resto, voces y percusiones diversas. La formación basta para explicar la música que hace. Hubo solos y números de percusión con el líder y el estupendo Jimmy Delgado en plan figura, pero lo mejor era cuando tocaba la orquesta entera, con la percusión descargando, los metales prorrumpiendo en riffs carniceros y Ricky González, un fenómeno, dirigiendo el cotarro desde el piano.

Para acabar cada una de las actuaciones principales estaban programados los encuentros de jazz y flamenco. Se trataba de que los flamencos tuvieran swing y los jazzmen duende, o de que la salsa saliera cabal y el flamenco chevere. Paquito tocó acompañado por la guitarra de Paco Cepero, que eso es un órgano, y Barretto por la de Tomatito, que tampoco está mal. Salieron otros guitarristas, cantaores, y hasta palmeros: intentaron varias cosas, pero como iban sin ensayos, acabaron tirando por la calle de en medio y encontrándose en unas rumbitas tipo Porompompero o Yo soy un hombre del campo. Aun así, Paquito y Cepero armaron el taco y arrancaron una propina.

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