Michel Butor considera que escribe "novelas en píldoras"
"Así como el silencio de Mozart también es Mozart, podríamos decir que el silencio de Michel Butor también es Butor", dijo el director del Instituto Francés de Madrid, Pierre Labbe, al terminar la intervención del escritor galo el pasado jueves en el citado centro. Michel Butor, de 58 años, leyó durante más de una hora diversos textos pertenecientes a dos de sus últimos libros, ante un público que abarrotaba la sala y que siguió atentamente la charla, planteando al final de la misma un breve y rápido coloquio.Butor, que fue a finales de los años cincuenta uno de los máximos representantes del denominado grupo de la nueva novela o nouveau roman, hace ya más de cuatro lustros que ha abandonado el género de la novela. Una ilustración clara fueron los textos que leyó en este. acto, de gran calidad formal, verdaderos elementos de una experiencia más vasta que utiliza la imagen como generadora de palabras, que, si bien conservan una ilación narrativa, se detienen en sí mismas, en busca de otra realidad entre la descripción y lo imaginario.
En los últimos tiempos, Butor ha publicado dos series de libros bajo el lema Materia de sueños -investigación sobre los sueños- o Intervalo. En el acto citado, Butor leyó en primer lugar algunos textos cortos inspirados en viejas fotografias de villas, chalés y palacetes de la Costa Azul francesa de principios de siglo, empezando por la descripción de la mansión de Maeterlinck, y otra de los barones de Rotschild. Se trata de textos que parecen iniciar una acción narrativa -"como si se tratara de novelas en píldoras", dijo el escritor-, pero que no prosiguen la acción iniciada, quedando siempre en el umbral.
En la segunda parte del acto leyó otra serie de 21 textos ilustrando otros tantos cuadros de un pintor que efectúa experimentos con tres signos -el círculo, la cruz y el aspa-, alternando colores y materiales para crear breves piezas autónomas, que remiten a los símbolos de la civilización actual.
"El realismo no ha muerto"
Tras la publicación, en la década de los cincuenta, de Pasaje de Milán, 15, de El empleo del tiempo y de su primer gran éxito, La modificación, que obtuvo el Premio Renau dot en 1957, Butor sólo publicó otra novela más, Grados, y luego abandonó el género, al que sin embargo intentaba por aquel entonces renovar y alejar del realismo tradicional de la novela de este tiempo. "El realismo no ha muerto", dijo el escritor, "ni mucho menos, y a mí me interesan mucho los grandes escritores realistas del siglo XIX, que llevaron el género a la perfección".
"Sí", terminó diciendo en el coloquio, "el nouveau roman fue un movimiento que aglutinó a diversos autores muy dispares en los años cincuenta más por sus intentos de negar lo anterior que por la identidad de sus propuestas. Pero una vez cumplida aquella etapa, cada cual ha seguido por caminos diferentes". El escritor concluyó afirmando que "La modificación es ya un libro clásico, y se ha hablado y escrito mucho sobre él. Pero es una etapa pasada. Actualmente me preocupa la utilización de los ordenadores y las computadoras y su relación con la literatura".
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