El déficit en la agricultura superará los 600.000 millones

Todos los regímenes de la Seguridad Social, a excepción del régimen general y de las contingencias de accidentes del trabajo, continuarán siendo deficitarios. Sólo el régimen especial agrario tendrá unos gastos superiores a los ingresos en más de 600.000 millones de pesetas, cifra que por sí misma absorberá el 80,59% de la aportación del Estado a todo el sistema de protección social, 753.293 millones de pesetas. Aunque el régimen general ha presentado siempre superávit, éste se ha venido reduciendo considerablemente desde 1980. En ese año, se registró un saldo a favor de 206.399 millones de pesetas que ha quedado reducido en los Presupuestos de 1985 a poco más de 53.000 millones de pesetas.

Paralelamente, los déficit del resto de los regímenes se han incrementado. Así, el del especial agrario que, en 1980 arrojaba la cifra de 339.778 millones de pesetas, se eleva en los Presupuestos de 1985 hasta los 607.107 millones. Parecida suerte han corrido los regímenes de autónomos, del mar, minería del carbón y especiales di versos (ferroviarios, trabajadores de hogar, etcétera).

El régimen de autónomos ha aumentado desde 1980 tanto en sus recursos como en sus gastos. En el citado año eran 86.551 millones los ingresos, frente a unos gastos de 89.672 millones. En 1985 los recursos previstos alcanzan la cifra de 233.246 millones de pesetas, con unos gastos de 274.658 millones. El déficit alcanza así un volumen de 41.412 millones. El pasado año se produjo en este y otras regímenes un incremento de los tipos de cotización con el fin de igualarlos con el establecido en el general.

La relación entre cotizantes y pensionistas ha ido evolucionando desde 1980, del 3,3 cotizantes por un pensionista, a 2,68 en 1985, en el régimen general. En autónomos, la relación ha ido de 3,61 a 3,02, y en el régimen agrario, del 1,21 a 1,-04, prácticamente a la par. Esta evolución es también consecuencia de la configuración de la pirámide de población española en la que los mayores de 65 años tienen un peso significativo.

También la crisis de empleo incide en el número real de cotizantes. Y la paulatina sustitución de la cotización como fuente principal de financiación del sistema, por la aportación creciente del Estado.