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Visita del presidente sirio a la URSS, que trata de recuperar iniciativa en Oriente Próximo

Pilar Bonet

El presidente sirio, Hafez el Asad, principal aliado del Kremlin en Oriente Próximo, comenzó ayer una "amistosa visita de trabajo" a la URSS. Esta se realiza precisamente cuando Moscú lleva a cabo una intensa actividad diplomática en relación a los países árabes y trata de conseguir un nuevo protagonismo en la solución de los conflictos de la zona aprovechando el fracaso norteamericano en Líbano.

Hafez el Asad, que fue recibido ayer por el jefe del Gobierno soviético, Nicolai Tijonov, y el ministro de Exteriores, Andrei Gromiko, ha sido invitado por las más altas instancias de la URSS, según informaba ayer la agencia Tass. En medios diplomáticos árabes se dice, sin embargo, que la iniciativa del viaje ha partido del propio Asad, quien, al parecer, está preocupado por la diversificación de los contactos de Moscú entre los países árabes, prescindiendo de la tendencia política de éstos. Asad está también inquieto, según esta tesis, por la relativización del papel sirio como puntal básico de la política soviética en Oriente Próximo causado por la ampliación del número de aliados de Moscú.La URSS y Siria están ligadas por un tratado de amistad y cooperación por un plazo de 20 años, que Asad y Breznev firmaron en Moscú en octubre de 1980. Damasco recibe de la URSS apoyo político, económico y militar, y a su vez apoya las iniciativas soviéticas para una solución negociada del conflicto de Líbano en la que se tengan en cuenta los intereses palestinos. El conflicto interno de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) crea, con todo, puntos de fricción entre la URSS y Siria, que se opone al liderazgo de Yasir Arafat en la organización. Tratando de evitar mayores divisiones, Moscú ha procedido con mucha cautela en este asunto, aunque observadores políticos opinan que en última instancia se decanta por Arafat. El ministro de Exteriores, Gromiko, se entrevistó recientemente con Yasir Arafat en Berlín Este.

La 'ofensiva' de Moscú

En los últimos tiempos, Moscú ha incrementado su presencia política en Oriente Próximo. Sus actividades en este terreno incluyen el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Egipto a nivel de embajadores tras un proceso de deterioro que había culminado en 1981 con la expulsión del embajador soviético por el entonces presidente, Anuar el Sadat.

En agosto, la URSS firmó un contrato para el suministro a Kuwait de equipo militar por valor de 300 millones de dólares (más de 50.000 millones de pesetas). El ministro de Defensa kuwaití realizó entonces una visita a Moscú, y Gromiko ha aceptado, al parecer, una invitación para ir a Kuwait.

La lista de recientes gestiones diplomáticas de la URSS incluye los viajes a Moscú de los máximos dirigentes de Yemen del Sur, país de régimen prosoviético relacionado con la URSS en base a un tratado de amistad que data de 1979, y Yemen del Norte. Con este país, la URSS firmó recientemente un tratado semejante al que existe entre Moscú y Yemen del Sur. Esta acción se considera en medios diplomáticos como un intento de equilibrar las relaciones con ambos Estados en busca de una mayor estabilidad. Observadores políticos consideran que Yemen del Norte puede ser una buena cabeza de puente hacia Arabia Saudí, país con el que la URSS no tiene relaciones diplomáticas.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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