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TRIBUNALES

La empresa que acusa a La Trinca de plagiar una canción pide 6 años de condena

Los componentes del grupo musical catalán La Trinca y el arreglista Francesc Burrull fueron juzgados ayer en la Audiencia de Barcelona por un presunto delito de defraudación de los derechos de autor, cometido -a raíz de la interpretación y publicación de la canción Tocats de l'ala. La acusación considera que se trata de un plagio de -la canción melódica Corazón loco, que hizo célebre Antonio Machín en la década de los años 40. El abogado querellante reclamó para los acusados seis meses de arresto, 100.000 pesetas de multa para cada procesado, así como los beneficios logrados por esta canción, que se, encuentran depositados en, la Sociedad General de Autores y que podrían ascender a tres millones de pesetas. El pleito judicial en torno a Tocats de l'ala se inició en 1981, cuando la empresa subeditora Southern Music Española, SA, presentó en el Juzgado de Guardia una querella por plagio contra La Trinca. Los querellantes actuaban en nombre de la Peer Int. Corporation de Nueva York, propietaria de la canción Corazón loco, que. fue escrita por el cubano nacionalizado norteamericano Richard Tannemberg. El Juzgado de Instrucción número 8 de Barcelona dictó auto de procesamiento contra los cantantes y el arreglista y, les impuso una fianza de cinco millones de pesetas.

La acción judicial fue recurrida por el propio ministerio fiscal y el abogado defensor. A raíz de esta acción, el ministerio público retiró su acusación, y a los cantantes les fue rebajada la fianza a la mitad. Sin embargo, el procedimiento judicial siguió adelante al no haber desistido el representante de la empresa subeditora.

Los cuatro procesados negaron ayer ante el tribunal que su canción Tocats de I'ala, a la que definieron como "una sátira política musical", fuera un plagio de Corázón loco. Josep Maria Mainart, que -fue el primero en declarar, aseguró qué en ningún momento pensaron en aprovecharse del éxito de Antonio Machín".

Miquel Angel Pascual hizo referencia al sustrato cultural acumulado con el paso de los años y que inevitablemente se había traslucido en su canción, existiendo entre ambas interpretaciones "algunas, coincidencias". Toni Cruz insistió en los argumentos esgrimidos por su compañero al asegurar que "Beethoven ha sido un gran colaborador de La Trinca".

Concepción Trallero y Manuel Ultra profesores de música del Conservatorio de Barcelona testificaron en la causa asegurando que no existía plagio de la citada composición. El director general de la Sociedad General de Autores, Emilio Martínez, mencionó también en su declaración un dictamen en el que se hablaba de la inexistencia del plagio.

Todos estos argumentos fueron rebatidos por el abogado querellante, el único que ejerció la acusación durante la vista oral, al asegurar que existían entre las dos canciones 16 compases de apertura idénticos y otros 16 compases también idénticos en el final. "No han calcado, se han aprovechado de una idea y posteriormente la han inscrito en la Sociedad General de Autores como propia, beneficiándose", concluyó.

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