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La tripulación soviética que ha batido el récord de permanencia en el espacio regresó ayer a la Tierra

Pilar Bonet

Los cosmonautas soviéticos Leonid Kizim, Viadimir Soloviov y Oleg Atkov, lanzados al espacio el pasado 3 de febrero, regresaron ayer a la Tierra, tras haber batido el récord de permanencia en órbita, con una estancia de 238 días a bordo del complejo Salyut 7-Soyuz T-11. El módulo de regreso, el Soyuz T-11, se posó en tierra a las 13.57 horas (11.57 hora peninsular), a 160 kilómetros al este de la ciudad de Jezgazgan (en Kazajstán, el este del mar de Aral), según informó la agencia soviética Tass.

El anterior récord fue establecido por otra tripulación soviética, con 211 días. Una revisión médica realizada tras el aterrizaje reveló que los cosmonautas superaron bien la larga estancia en condiciones de ingravidez. Durante la permanencia en órbita llevaron acabo numerosos experimentos científicos, técnicos, médicos y biológicos, y obtuvieron nuevos datos para determinar las condiciones óptimas de trabajo y descanso en misiones de resistencia en el espacio. El viaje de Kizim, Soloviov y Atkov supone un importante paso de cara al mantenimiento de una estación orbital permanentemente tripulada, uno de los principales objetivos del programa espacial soviético.

Paseo espacial

A lo largo de 35 semanas, Kizim, Soloviov y Atkov fueron abastecidos con víveres y equipo por medio de naves no tripuladas que se acoplaban al complejo Salyut 7-Soyuz T-11 y, además, recibieron la visita de dos expediciones tripuladas. La primera de ellas, el pasado abril, estuvo formada por los soviéticos Yuri Malyshev y Gennady Strekalov y el indio Rakesh Sharma. Aquélla fue la primera vez que seis cosmonautas trabajaban juntos simultáneamente a bordo de una estación orbital, donde los experimentos de yoga y el consumo de frutos tropicales puso una nota de exotismo. Posteriormente llegó la nave Solyuz T-12, con VIadimir Janibekov, Igor Volf y Svetlana Savitskaya a bordo. El grupo permaneció a bordo del Solyut T-7 desde el 18 al 29 de julio. Savitskaya, de 35 años, fue la primera mujer protagonista de un paseo espacial, que duró tres horas y media, junto con Janibekov, un veterano del programa espacial soviético. La cosmonauta realizó un complicado trabajo, cortando, soldando y fundiendo muestras de metales, al tiempo que experimentaba con un nuevo instrumento (una especie de pistola de electrones) que ha de permitir la ampliación de complejos espaciales en órbita.

Kizim y Soloviov batieron también el récord de salidas al exterior durante un solo vuelo, con un total de seis paseos y 22 horas, 50 minutos en el espacio. Oleg Atkov, médico cardiólogo de profesión, realizó revisiones médicas de alto nivel profesional a los cosmonautas, según señalaba Tass. La agencia subrayaba que un conjunto de medidas profilácticas permitió a los cosmonautas gozar de buena salud y mantenerse en forma para trabajar.

El viaje, por otra parte, no careció de problemas. Durante cuatro salidas al exterior, Kizim y Soloviov intentaron infructuosamente reparar una filtración en el sistema de aprovisionamiento de combustible. Finalmente, y tras las instrucciones y equipos llevados a la nave por Janibekov, el tubo averiado, que afectaba a la movilidad de la nave, pudo ser reparado.

Los cosmonautas comenzaron a preparar su regreso a la Tierra la semana pasada, trasladando al módulo de descenso las muestras científicas y el resultado de los experimentos. Al final de su estancia, los cosmonautas dieron muestras de fatiga y de falta de sueño. La monotonía de las comidas y el aburrimiento parecen haber sido otro de los problemas del viaje. Los cosmonautas aparecían a menudo por televisión ante el público soviético, ya fuera realizando manifestaciones o cumpliendo con sus obligaciones ciudadanas, como, por ejemplo, votar en las últimas elecciones del Soviet Supremo.

Entre los resultados de la misión Solyuz T-11, la agencia soviética Tass mencionó el estudio de varios objetos de origen galáctico y extragaláctico, las fuentes de las radiaciones ultravioleta y el medio interplanetario. Se estudiaron también los procesos de transferencia de calor y masa en el medio líquido y se realizaron experimentos para obtener sustancias biológicas puras y preparados médicos. Los resultados de la investigación encontrarán, según Tass, amplia aplicación en varias ramas de la ciencia y la economía.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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