_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una publicación dedicada a la Academia Vasca

Del 25 al 29 de este mes de septiembre se reúne la Real Academia de la Lengua Vasca en Pamplona, la antigua Iruñea. Poca gente sabe que este tradicional pueblo vasco sigue desconociendo que Pompeyo, en la guerra civil contra Sertorio, pasó unos meses (75-74 antes de Cristo) en la actual capital navarra y le dio a ésta, con una reorganización colonial, su propio nombre: la llamó Pompaelo ,Pompaelonis en latín, con el ambicioso nombre del que sería Pompeyo el Grande y un -ilo -ilonis que perdura en el Irún guipuzcoano y en ese nombre de Iruñea, que es todavía el nombre vasco y prepompeyano de Pamplona.La Academia Vasca se reúne, recordando al eminente vascólogo navarro Arturo Campión, autor de una extensa gramática vasca, para tratar allí de la sintaxis y de otros temas preparatorios para la necesaria gramática moderna del euskera.

Mi amigo el doctor Francisco Javier Oroz, navarro, que enseña el español en Tubinga, ofrenda a la Academia Vasca con esta ocasión, bajo hermoso título latino, un libro polígloto, un unicum en las prensas de nuestro tiempo, donde, al modo de las antiguas colecciones de padrenuestros, se reúnen traducciones en lenguas de todo el. mundo de un poema vasco que se titula La tasa de mi padre y que además ha sido puesto en música, con ritmo de zortziko, por el propio colector y editor de las traducciones.

Gabriel Aresti (1933-1975), autor del poema, es el poeta vasco más representativo de su época. Es, en euskera, un paralelo de dos poetas nativos del país que ocupan lugares importantes en la literatura española en castellano: Gabriel Celaya y Blas de Otero. Del primero tiene Aresti la espontaneidad formal, el estilo directo; del segundo, la admonición moral, el "redoble de conciencia". Aunque ya en la época de Lizardi, cuando nuestro siglo cumplía su primer tercio, la poesía vasca salió de su ruralismo y tradicionalismo anterior, con Aresti, como con sus contemporáneos F. Krutwig, gran conocedor del vascuence literario, y el vasco francés Ion Mirande, se abre a las tendencias modernas que dominan en la poesía de todo el mundo.

Pero si Blas de Otero, poeta bilbaíno, como Aresti mismo, usa en su castellano toda la retórica de la lengua, y con gran dominio, Aresti, más semejante al espontáneo Gabriel Celaya, guipuzcoano, que sí sabía euskera, escribe en una lengua directa, austera, sin flores, seguramente por ser fiel al genio de la tierra.

Una muestra del estilo poético de Aresti es este poema que Oroz ha elegido para su música y su libro. La casa de mi padre es una página de especial intensidad, representativa, por cierto, de la tenaz voluntad vasca de salvar, con su lengua, su personalidad como pueblo. He buscado las figuras poéticas antiguas (y modernas) en el poema, y casi se reducen todos los adornos a anáforas o repeticiones. El esquema del poema son seis defenderé, con cuatro contra; siguen dos perderé, con sendas series de tres despojos. El ritmo se acelera y el poeta reconoce la suprema derrota:

"Yo moriré..., / pero la casa de mi padre / permanecerá / en pie".

Un poema nervioso, como de acero. Una retórica nativa ha elegido una sola de las figuras de dicción. Es lo que recomienda la lengua y el estilo personal del poeta.

Las lenguas que ha podido reunir el autor de este libro son muchas y representativas. Sólo en las antiguas universidades alemanas, y en muy pocas de las más grandes europeas y americanas, se pueden buscar traslados a tantas lenguas, grandes y pequeñas, europeas y exóticas. Los cinco continentes, todas las grandes familias y muchas de las lenguas aisladas entran en estas 150 de que habla el título latino del Ebro.

Nada falta, ni el esperanto ni los jeroglíficos, ni las escrituras exóticas, de caracteres misteriosos, que eran el orgullo de las prensas romanas de Propaganda Fide en sus colecciones de padrenuestros.

El índice alfabético de los comienzos del poema puede sumir al lector en abstrusas meditaciones sobre los centenares de voces y construcciones humanamente posibles para decir lo mismo. Éste es uno de los no explicados misterios para decir lo mismo. Éste es uno de los no explicados misterios de ese ser extraño que es el hombre.

Por eso todo conspira contra muchas, casi todas esas variadas lenguas de la humana espontaneidad. Y por eso la Academia Vasca se tiene que ocupar de estudiar la sintaxis.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_