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Francia comienza la retirada de sus tropas en Chad, mientras se ignoran los movimientos libios

Francia retiró ayer a 160 hombres y una treintena de vehículos militares de las ciudades de Salal y Arada, en el norte de Chad, con lo que dio comienzo la operación de retirada acordada la pasada semana por los Gobiernos de París y Trípoli, según manifestó en la capital chadiana, Yamena, un portavoz oficial francés.

Salal y Arada eran las posiciones más avanzadas de las tropas francesas en Chad. Ambas delimitaban lo que se conocía como línea roja, que dividía a las fuerzas de Francia y Libia.Un portavoz militar francés citado por la agencia Reuter contestó "Not comment" (sin comentarios) a la pregunta sobre lo que estaba ocurriendo al norte de la línea roja, donde se encuentran desplegados 5.000 soldados libios.

La primera línea francesa ha retrocedido ahora hasta Musoro y Biltirte, y algunas fuentes del Gobierno chadiano dijeron que la evacuación final podría hacerse directamente desde esas dos ciudades.

En París, mientras tanto, reinaba ayer la más absoluta confusión sobre los plazos en que se realizará la operación de retirada, informa desde la capital francesa Feliciano Fidalgo.

El actual Gobierno de Chad, presidido por Hisséne Habré, se opone a que participen en la operación algunos observadores extranjeros (concretamente del Estado africano de Benin) y considera que la retirada de las tropas que ocupan su país es una farsa.

Los 3.000 soldados franceses que ahora deben retirarse llegaron hace poco más de un año a Chad, en el marco de la llamada operación Manta, en apoyo del Gobierno de Yamena y con la misión de detener el avance de las tropas libias, que respaldan a las fuerzas del ex presidente Gukuni Uedei. Por detrás de esa intención pública, los observadores siempre vieron los propósitos de Trípoli de anexionarse la parte norte de Chad.

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Un rehén de París y Trípoli

La operación Manta consiguió frenar a los libios, y, al fin y al cabo, el presidente Habré se convirtió en un rehén del país ex colonizador, Francia, y del que ahora pretende derribarlo, Libia. Con el cuerdo franco-libio, al parecer, se ha pretendido liberar a Chad de la presencia extranjera para propiciar una solución nacional, pero el Gobierno de París se olvidó, aparentemente, de algo que parece importante en estos momentos: de informar a Habré de sus acuerdos con Muamar el Gadafi.En el momento en que comenzó la retirada de las tropas francesas sólo estaban presentes en Chad los observadores de Senegal, pero los de Benin, tal como lo estipula el acuerdo elaborado por Trípoli y París. No se excluía ayer que, incluso sin la presencia de todos los observadores, comenzase el retorno de los soldados franceses, que, de todas maneras, cuantan con 40 días para rematar la operación Vándoise, como se ha denominado a la vuelta a Francia de las tropas estacionadas en Chad.

Habré recuerda que ha sido en Benin donde los libios han reclutado personal para incorporarlo a la legión islámica que actúa en el norte de Chad contra su Gobierno. Además, el presidente chadiano desconfía de Gadafi, e incluso de París, e indirectamente hace saber que lo que pretenden ambas capitales es debilitarle, quizá para encontrar un tercer hombre que teóricamente facilitaría algún tipo de solución.

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