Nuevas incógnitas sobre el futuro del certmen de cine donostiarra
La visita al Festival de Cine de San Sebastián del ejecutivo de la Federación Internacional de Productores (FIAPF) Alfons Briesson ha permitido, al parecer, a los organizadores esclarecer algunas de las incógnitas que han planeado permanentemente en los últimos años sobre el certamen donostiarra.Los productores españoles, se asegura, no hicieron nada por impedir que la FIAPF retirara la categoria competitiva al festival y han asistido indiferentes al deslizamiento de un certamen que les pertenece y con el que contrajeron importantes responsabilidades. Se añade que la negligencia y la falta de interés por el festival de San Sebastián ha caracterizado el comportamiento de los productores españoles ante la FIAPF. En una de las escasas conversaciones que ha mantenido estos días con miembros de la organización del festival, Alfons Briesson habría pronunciado una frase altamente significativa: "Dense cuenta de que en la FIAPI nos hemos acostumbrado ya a no contar con España".
Cualquier intento, no ya por recuperar la categoría competitiva, sino por establecer un verdadero diálogo con la Federación Internacional de Productores, exige, según los organizadores del certamen donostiarra, el pago de la deuda de seis millones de pesetas que los productores españoles deben a esa organización en concepto de cuotas atrasadas. El alcalde de San Sebastián, Ramón Labayen, a su vez presidente de la fundación municipal organizadora del certamen, y la directora general de Cinematografía, Pilar Miró, están de acuerdo en hacerse cargo de la deuda, para posibilitar que un representante español esté presente, con plenos derechos, en el Consejo de Administración de la FIAPF.
La organización del festival de San Sebastián exige que el representante español se comprometa seriamente a luchar por el festival y propone integrar a esta persona en el equipo de dirección del certamen. Elías Querejeta parece ser el candidato más adecuado para algunos de los organizadores. El alcalde, Ramón Labayen, sostiene que el representante español debe ser un productor nuevo, con mentalidad exportadora, que conecte con la vocación comercial de un nuevo cine vasco que necesita salir al exterior para poder sobrevivir.
