El pintor Gustavo Torner recibió la medalla de oro de Cuenca

El pintor Gustavo Torner recibió el pasado sábado la medalla de oro de su ciudad natal. Era un homenaje que su pueblo le tributaba sin esperar, como suele ser costumbre, "a que fuese un hombre muerto", según dijo el propio Torner en sus palabras de agradecimiento.

Al acto de entrega de la medalla, que tuvo lugar en el marco de la antigua iglesia de San Miguel sobre la profunda margen de la hoz del Júcar, hubo gran afluencia de personalidades de la cultura y del arte. Y acudieron las gentes de Cuenca, "ciudad sin la que la obra de Gustavo Torner no se entendería".

El secretario de Estado para las relaciones con las Cortes y diputado por Cuenca, Virgilio Zapatero, presidió el homenaje junto al consejero de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, José maría Barreda, y todas las autoridades locales.

En las palabras que dirigió ayer a su ciudad, Torner, recordó a Fernando Zóbel, su amigo más afín recientemente fallecido. Él fue quien conveció a Zóbel para instalar el museo de Arte Abstracto en las casas colgadas de Cuenca y no en Toledo, que era la idea inicial del artista.

Cuenca estuvo toda con Torner; aunque formen ambos tan estraño binomio, cargado de elementos contradictorios, aparentemente opuestos y, sin embargo, convergentes.