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Zancadilla

Hacía tiempo que un político occidental no hacía tanto daño con tan pocas palabras como es el caso del ministro italiano de Asuntos Exteriores, Andreotti. Dos Estados alemanes hay, y dos deben continuar siendo, ha dicho. Pero la Constitución de la República Federal de Alemania plantea el compromiso al Estado de intentar la unidad, y todos los Gobiernos de Bonn se lo han tomado muy en serio. Cómo se pueda alcanzar esa unidad es algo que la Constitución no dice, y aun hoy día no se sabe cuál puede ser la fórmula. Nadie se llame a engaño a estas alturas, la unidad está lejos y la impaciencia es un factor que la aleja. Se sabe que una reunificación sólo es posible de acuerdo con el vecino, el cercano y el lejano. Ningún país debe temer la aventura dela reuníficación.Pero Andreotti defiende la división alemana, y a los intentos por acabar con esa situación los llama "pangermanismo". Pero, ¿es "pangermanismo" que los alemanes no encuentren natural la existencia de una frontera que cruza su país? (...) Ni siquiera el tratado de Yalta, al que Andreotti acude, contempla la división alemana; ésta llegó después, como consecuencia del conflicto Este-Oeste. (...)

Se pueden buscar razones para aligerar las palabras de Andreótti. Pero ¿cuáles? Este político es un hombre colérico que no sopesa la gravedad de sus manifestaciones. ¿Quería acaso agradar al partido comunista? Case, de ser así, ¿por qué a nuestra costa? (...) Hay mucho que hacer por las relaciones entre Italia y la República Federal de Alemania. Pero poner la zancadilla, ¿a quién puede beneficiar?

15 de septiembre

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