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Los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE ultiman mañana en Bruselas una oferta global a España

Andrés Ortega

Los ministros de Asuntos Exteriores de la Comunidad Económica Europea (CEE) se reúnen mañana en Bruselas para intentar presentar al día siguiente a España un paquete global que incluya casi todos los temas pendientes de las negociaciones de adhesión, con la excepción del vino y de la pesca. El lunes será, pues, un día de intensa negociación interna en la CEE, pues, en el inmediato, se trata de un ajuste de sacrificios entre los diez -sobre la muy comunitaria base del mínimo denominador común- para acoger a España y a Portugal.

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El impulso político a las negociaciones de adhesión decidido el pasado martes por los diez en Dublín ha de traducirse en propuestas concretas. Si así fuera, España entraría el martes a negociar temas agrícolas, industriales, sociales e institucionales, con lo que se podría asegurar que el proceso entra ya definitivamente en su fase final. Pero los diez han de ponerse antes de acuerdo entre ellos.La presidencia irlandesa ha propuesto un paquete de compromiso entre los diez, formado fundamentalmente de cuatro elementos: asuntos sociales, materias grasas, reducción de los aranceles altos y la producción de azúcar (este último tema está siendo un problema a resolver en el caso portugués). Además, la CEE presentará contrapropuestas agrícolas a España que, según fuentes comunitarias, pocas novedades aportan. Pero permitirían proseguir la negociación.

En materia de asuntos sociales, la CEE, y especialmente la República Federal de Alemania (RFA), parece haber flexibilizado su postura, no para los siete años de período transitorio para la libre circulación de trabajado res -período que regirá también para las relaciones entre la Península y Gibraltar-, sino para el tratamiento de los trabajadores españoles que ya se encuentran en la CEE. La RFA está dispuesta a otorgar, desde el inicio de la adhesión, a los españoles que trabajan allí el mismo trato en materia de prestaciones fami liares y acceso al trabajo y al seguro de desempleo que otorga a sus propios ciudadanos o a los del resto de la CEE.

Tal flexibilidad alemana, sin embargo, es poco costosa, en términos de dinero. Y Bonn exige, en contrapartida, que Italia y Grecia acepten la instauración de techos de producción a precios garantizados de aceite de oliva, para evitar la creación de unos excedentes que, según la RFA, vendrían a costar más de 100.000 millones de pesetas a la CEE al cabo de 10 años.

Desarme arancelario

En cuanto a la industria, la CEE presentará a España una lista de 33 productos -automóviles, electrodomésticos y otros- en los que considera que España pone unos aranceles excesivos a su importación. La CEE propone un sistema de contingentes con aranceles reducidos para estos productos. Para entrar en este tema, España pide a cambio que el desarme arancelario general frente a la CEE sea más lento al principio que al final, a lo largo de un período de siete años, y con compensaciones en la mayor apertura del mercado comunitario a los productos agrícolas españoles, especialmente los agrios, que España no quiere meter en el sistema de dos fases -cuatro y seis añosque propone la CEE para la integración del sector hortofrutícola español. España sigue, además, pidiendo unos contingentes para limitar las importaciones de productos continentales -lácteos, cárnicos y otros-, pues una brusca apertura del mercado español podría, especialmente en algunas regiones, destruir este sector.

En cuanto a la siderurgia, la CEE propondrá la firma de un protocolo por el cual, si la CEE pone fin a las ayudas nacionales a las empresas del sector en los diez -objetivo previsto en principio para el 1 de enero de 1986- y España mantiene las suyas, se aplicarán restricciones a las exportaciones de estos productos españoles hacia la CEE.

En este paquete no entrará, probablemente hasta el 2 de octubre, ni Canarias ni la pesca ni el vino. De la reforma del sector vitivinícola en toda la CEE -que Francia exige para la adhesión de España para evitar la producción excesiva de lagos de vino excedentario- tratarán el lunes y martes próximos los ministros de Agricultura también reunidos en Bruselas. Y éstos y sus colegas de Exteriores no dejarán, por otra parte, de intercambiar primeras impresiones sobre las nuevas propuestas de pesca introducidas el viernes por la Comisón Europea. Éstas consisten en generalizar el régimen de licencias para la pesca en aguas comunitarias de todos los países miembros. Cabe recordar lo que señaló el ministro de Asuntos Exteriores francés, Claude Cheysson, el pasado martes en Dublín: "No se pueden ofrecer regímenes discriminatorios a España". Claro que esto no quiere decir que nos vayan a hacer regalos. Todo lo contrario. Pues no se garantiza que España pesque más que ahora en la CEE.

Portugal quiere firmar una declaración política en la que quede constancia del final de sus negociaciones con la CEE. Claro que queda el difícil capítulo del período transitorio a aplicar en las relaciones hispano-portuguesas. En cuanto al estatuto de Canarias, las propuestas habrían de llegar también en octubre. Quedarían otros puntos por negociar, como el poner fin al inmenso capítulo de las relaciones comerciales con los países que no son miembros de la CEE.

Las negociaciones de adhesión no serán el único tema de preocupación de los titulares de la diplomacia de los diez. Han de intentar resolver también el acuciante problema presupuestario de la CEE y fijar la estrategia a seguir para concluir en octubre las negociaciones con 52 países del Tercer Mundo y firmar así la tercera Convención de Lomé.

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