Una decisión del armador
La salida del buque alicantino Santa Teresa de Jesús desde el puerto de Arrecife de Lanzarote al marroquí de Agadir, después de ser interceptado por las autoridades costeras de este país mientras se encontraba faenando sin licencia en sus aguas territoriales, se debe más a la conjunción de las presiones que han convergido sobre el armador que a la existencia de ningún imperativo legal que así lo determine.Los intereses de los armadores cuyos barcos faenan en aquellas aguas y no desean ser objeto de represalias por parte de Marruecos, la diplomacia española que pretende evitar cualquier roce con Rabat, especialmente en estos momentos, y el interés del propio armador en no ser objeto de sanciones excesivamente duras por parte de las autoridades españolas, constituyen los elementos que han influido en esta decisión, que por otra parte carece de mayor soporte jurídico.
La presencia de dos militares del Ejército marroquí a bordo del buque es el dato que presenta alguna novedad, y aumenta la complejidad de este incidente. En noviembre de 1980, 18 pesqueros gaditanos escaparon de la vigilancia marroquí cuando eran conducidos por patrulleras a Casablanca. En julio de 1982, otros tres pesqueros españoles fueron interceptados por lanchas marroquíes y sus tripulaciones lograron escapar con los barcos cuando los respectivos patrones eran trasladados a las embarcaciones de Marruecos. En ambos casos las autoridades españolas aconsejaron a los armadores respectivos la conveniencia de presentarse a las autoridades marroquíes, bajo la advertencia de que en caso contrario les podrían ser retiradas las licencias.
No existe ninguna razón jurídica que establezca la obligación de que un pesquero que sea sorprendido faenando ilegalmente y consiga eludir la vigilancia de sus captores deba regresar a un puerto del país en que infringió las leyes de pesca.
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