El Gobierno soviético asegura desconocer el propósito del Papa de visitar Lituania
El Comité Estatal Soviético para Asuntos Religiosos, por medio del responsaable de su sección internacional, Víctor Volodin, ha desmentido a este diario que el Gobierno de la URSS haya negado al papa Juan Pablo II el permiso para viajar a la República de Lituania en marzo del año próximo. "No es cierto que las autoridades soviéticas hayan negado al Papa el permiso para venir a la URSS", asegura Volodin, "puesto que oficialmente no sabemos nada sobre su deseo de relizar un viaje a nuestro país. En consecuencia, no puedo hacer otra declaración al respecto".
Esta afirmación oficial contrasta con todas las informaciones publicadas durante los últimos meses en los medios informativos de Europa (especialmente italianos), ninguna de las cuales fue desmentida en su momento por Moscú. Esas informaciones hablaban de contactos entre el Vaticano y Moscú para preparar esa visita.El domingo, Juan Pablo II reveló el texto del telegrama que había enviado el jueves pasado al presidente de la Conferencia Episcopal lituana, Liudas Povilonis, en el que se decía: "No me ha sido dada la alegría de llevar a cabo la deseada peregrinación de fe y de amor a Vilna para ponerme de rodillas ante la tumba de san Casimiro y celebrar una jornada con esa comunidad católica, así como tampoco ha sido Posible haceros llegar mi saludo a través de un delegado mío". El Papa se refería al cardenal Agostino Casaroli, secretario de Estado del Vaticano, en quien había delegado su representación en Lituania en el caso de que Moscú negara el permiso para, que el Pontífice volara (apenas tardaría dos horas en llegar) a Lituania.
El origen de esta controvertida visita de Juan Pablo II está en la invitación que le hicieron los obispos lituanos durante la audiencia pastoral que les concedió en Roma el año pasado.
Como entre la Unión Soviética y el Vaticano no existen relaciones diplomáticas, la visita del Santo Padre tendría que ser pastoral (y no de Estado), aspecto éste que parece preocupar más al Gobierno de Moscú.
Lituania es la más meridional de las repúblicas soviéticas del Báltico. La inmensa mayoría de su población es católica.
Según algunos corresponsales italianos,el Krenílin está perfectamente enterado sobre los deseos del Papa de acudir a Lituania, en marzo de 1985, para asistir a los actos conmemorativos del quinto centenario de la muerte del patrón de la República de Lituania, san Casimiro.
Fuentes católicas soviéticas (que hablan más de aplazamiento del viaje que de suspensión definitiva) consideran que esta visita sacaría a la luz pública internacional un cúmulo de tensiones históricas entre la Iglesia católica y el Estado soviético que el Gobierno de Moscú prefiere evitar.
Seguramente la más importante de esas tensiones es que el administrador apostólico de Vilnius, Julijonas Steponavicius, se encuentre confinado desde hace 23 años en la pequeña aldea de Dezagere. El obispo Steponavicius fue nombrado en 1955 por el entonces papa Pío XII y goza de un gran carisma entre sus fieles. Steponavicius fue confinado por no acceder a las presiones e intromisiones de la oficina de cultos del Gobierno en los asuntos de su diócesis de Vünius, la más importante de todas las de la República.
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