El aumento de la población mundial, imparable
La conferencia de México vio alejarse la meta de la estabilización demográfica
El horizonte de estabilizar la población mundial -igualar el número de defunciones y el de nacimientos para el año 2 100 se ha mostrado en la Conferencia Internacional de Población, celebrada en México del 6 al 15 de agosto, difícilmente alcanzable. Los 150 países presentes acordaron realizar esfuerzos para lograrlo medianrte la fijación de metas cuantitativas y la integración de la planificación familiar en los programas de desarrollo.
La conferencia de México ha comprobado que la previsión de que el aumento demográfico se detendrá algún día, de modo que los 4.800 millones de habitantes de 1984 pasen en el año 2000 a 6. 100 millones y se estabilicen en el año 2100 en 10.200 millones, va a ser de casi imposible cumplimiento. Aun reconociendo la dificultad de esta meta, la conferencia estimuló a los Gobiernos a que realicen políticas demográficas adecuadas, fomenten el desarrollo socioeconómico y mejoren la salud de la población, así como que promuevan la igualdad entre los sexos y la justa distribución de los recursos existentes entre los países y las regiones, con especial énfasis hacia el equilibrio entre zonas urbanas y rurales.El primer indicador de la dificultad para cumplir las previsiones realizadas es que, a diferencia de lo ocurrido entre 1974 y 1984, en que la tasa anual de crecimiento pasó del 2% al 1,7%, al final del próximo decenio sólo disminuirá al 1,5%, debido en parte al rápido aumento, para los próximos años, de las mujeres en edad de procrear.
Estas expectativas no desanimaron, sin embargo, a los expertos reunidos en México, que se esforzaron por encontrar remedios a la explosión demográfica y fórmulas para evitar que las diferencias entre unos y otros núcleos de la población -tanto a nivel mundial como nacional- continúen separando cada vez más a los pobres de los ricos.
. Una primera medida consistió en invitar a los países a que apliquen políticas demográficas pertinentes en el marco del. desarrollo socioeconómico, con respeto a los derechos humanos, las creencias religiosas, las convicciones filosóficas y los valores culturales de cada persona y cada pareja a determinar el tamaño de su propia familia.
Para que este derecho pueda realizarse, la conferencia estimó que "las parejas y las personas deben tener acceso a la enseñanza necesaria, la información y los medios apropiados para reducir su fecundidad, sean cuales fueren los objetivos demográficos generales de los Gobiernos". Uno de los documentos aprobados en México observa que, aunque este derecho es de general aceptación, "muchas parejas e individuos se hallan en la imposibilidad de ejercerlo eficazmente",, porque carecen del acceso a dichos datos y servicios.
Estas observaciones aparecen reforzadas por los resultados del Estudio Mundial sobre la Fecundidad, realizado en los países en vías de desarrollo, que indican que más de la cuarta parte de los hijos
El aumento de la población mundial, imparable
nacidos en un año fueron hijos no deseados. Como consecuencia de esta situación, la conferencia acordó recomendar a los Gobiernos que, "con carácter de urgencia, faciliten información, enseñanza y medios a nivel universal, a fin de ayudar a las parejas a lograr el número deseado de hijos".Como complemento de esta medida, se insta a los Gobiernos y a las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales a que "asignen los recursos necesarios a los servicios de planificación de la familia" y mejoren su calidad y eficacia. Tales servicios, se añade, "deben suministrarse por conductos adecuados y practicables, incluidos los servicios integrados de atención sanitaria, la distribución de base comunitaria y la venta comercial al detalle subvencionada". Asimismo, los Gobiernos deben traducir sus objetivos de fecundidad en medidas concretas, "que sean entendidas claramente por los ciudadanos", y poner "a disposición de los adolescentes in formación y servicios adecuados de planificación de la familia".
La conferencia de México recomienda que la legislación y la política relativa a la familia, así como los programas de incentivos y desincentivos "no deben ser ni coercitivos ni discriminatorios". E incluso en el caso de aquellos Gobiernos que estimen el nivel de fecundidad de sus respectivos países demasiado bajo y presten apoyo a las familias para ayudarlas en su función progenitora, "tales políticas no deben restringir el acceso a la enseñanza, la información y los servicios de planificación de la familia".
Esperanza de vida
Las metas en cuanto a mortalidad, previstas en la conferencia de Bucarest, en 1974, fueron actualizadas en México, a la vista de que la esperanza media de vida de 62 años para 1985 y de 74 años para el año 2000 no va a cumplirse. Con mayor cautela, a la hora de fijar metas concretas, distingue entre el nivel de desarrollo de unos y otros países. A los que tienen un alto nivel de mortalidad se les recomienda que se esfuercen "por alcanzar una esperanza de vida al nacer de, por lo menos, 60 años" y una tasa de mortalidad infantil de menos del 70 por 1.000 nacidos vivos para el año 2000; a los países de mortalidad intermedia se les exhorta a una esperanza de vida de 70 años y una mortalidad infantil del 35 por 1.000 nacidos vivos, y a los países con una tasa de mortalidad más baja se les pide que la reduzcan "todavía más
La conferencia de México reconoce que la situación demográfica de los países del Tercer Mundo proviene de la desigualdad de los procesos de desarrollo socioeconómico, intensificada por la falta de equidad en las relaciones internacionales y la disparidad consiguiente en los niveles de vida. Desde esta perspectiva, afirma que la solución eficaz de los problemas de población requiere la transformación socioeconómica y, en especial, la reducción de la pobreza, la ampliación del empleo, el crecimiento económico, la justa distribución de la riqueza, el equilibrio entre zonas urbanas y rurales y la protección de los derechos humanos básicos y de la identidad cultural de los emigrantes.
Desarrollo equitativo
Entre otras medidas económicas concretas de desarrollo, se acordó recomendar la reducción de las barreras al comercio, el incremento de las inversiones productivas y de la exportación de productos básicos, el aumento y la mejora de las condiciones de los préstamos internacionales, el aliento de las inversiones y, "cuando corresponda, de las iniciativas empresariales". A pesar de la matización con que fue expresada la referencia a las iniciativas empresariales, sugerida por Estados Unidos, la Unión Soviética y Ucrania estimaron poco afortunada una redacción "que implica", dijeron, "una subestimación del papel que el sector estatal está desempeñando en el desarrollo socioeconómico".
Los problemas de la distribución de la población ocuparon un lugar destacado en la conferencia de México, que exhortó a los Gobiernos a impulsar un desarrollo regional más equitativo, instalar servicios e industrias que aumenten la igualdad entre las personas, promover redes de ciudades pequeñas y medias y mejorar las condiciones socioeconómicas en las zonas rurales mediante un desarrollo agrícola equilibrado. Entre los objetivos a alcanzar figura la reducción de las grandes corrientes actuales de migración hacia las capitales y otros grandes centros urbanos, y para ello se recomiendan diversas medidas, como el aumento de la producción agrícola y del ingreso rural y el mejoramiento del bienestar social en las zonas rurales, sin excluir la reforma agraria.
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