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La tregua en Colombia

Un frágil alto el fuego rige desde ayer entre el Ejército y las principales organizaciones guerrilleras colombianas

Una frágil tregua militar rige desde ayer entre el Ejército colombiano y las principales organizaciones guerrilleras. Sólo el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que tuvo entre sus líderes al sacerdote Camilo Torres y al que se califica como castrista, se cerró a cualquier tentativa de diálogo con el Gobierno y reiteró ayer esa postura. El cese de hostilidades por parte del Movimiento 19 de Abril (M-19) estuvo a punto de frustrarse porque la policía especial antiguerrillas atacó a un convoy de insurgentes que se dirigían a firmar la paz, hiriendo a tres, entre ellos a Carlos Pizarro, número tres en la línea de mando.

Tensas negociaciones de última hora, en las que el comisionado de paz Bernardo Ramírez mantuvo hilo directo con el presidente Belisario Betancur, salvaron el acuerdo. Al texto primitivo se le adhirió una posdata cuyo cumplimiento condiciona el alto el fuego, que debería entrar en vigor a la una de la tarde del próximo jueves.El agregado final incluye los siguientes puntos: la comisión de negociación y diálogo investigará las violaciones de derechos humanos que se registran en varios departamentos, estudiará con carácter urgente los sucesos en los que fueron heridos tres guerrilleros, solicitará garantías para los representantes de la guerrilla en el diálogo nacional y confía en que no haya hostigamiento contra las poblaciones que sirvieron de escenario para los acuerdos.

Poco después de serle extraída una bala del homoplato derecho, con su brazo sujeto aún por una venda blanca y manchas de sangre en la camisa verde olivo, Carlos Pizarro firmó también la tregua. Visiblemente nervioso, dijo que se adhería al acuerdo "por deber de responsabilidad hacia mi organización y mi patria". En tono enérgico advirtió que "nuestro comandante es el pueblo y sólo a él rendiremos las armas. La paz, la libertad y la democracia no se pueden construir sin el pueblo y, si el Gobierno no respeta esto, la única respuesta será la rebeldía del pueblo armado".

Durante los últimos días fueron inocultables las reticencias de Pizarro ante la tregua por la represión desatada en Yumbo, después de que sus vecinos acogieran en triunfo hace dos semanas a los combatientes del M-19. Poco antes de salir para Corinto a firmar la tregua, el comandante guerrillero calificó de frágil el alto el fuego, "que puede durar lo mismo un minuto que un segundo". Dijo que todavía no hay paz en Colombia, porque persiste la violencia económica y social.

Rodeado de guerrilleros y varios periodistas, Pizarro salió de Cali hacia Corinto (70 kilómetros), pasadas las 10 de la mañana del viernes. El convoy estaba formado por dos autobuses y varios coches. Oficialmente, se les había garantizado vía libre, aunque se sobreentendía que viajarían armados.

Unos 30 kilómetros antes de llegar a su destino, a la entrada de Florida, un retén militar detuvo la caravana y se inició un forcejeo al tratar de desarmar a los insurgentes. Éstos explicaron que iban a firmar la tregua. "No dañen la paz", dijeron en varias ocasiones, apoyados por los periodistas. Mientras seguía la discusión, el primer autobús arrancó de forma inesperada y los policías abrieron fuego.

Varios heridos

El vehículo logró llegar a Corinto sin más contratiempos. Carlos Pizarro sangraba del hombro derecho, donde tenía alojada una bala. Un disparo había destrozado materialmente una mano a la guerrillera Laura y Spencer presentaba un impacto en una pierna. El gobernador de Cali envió un helicóptero de la Fuerza Aérea para trasladar a estos últimos a una clínica de la capital, donde se en cuentran fuera de peligro, aunque Laura perdió tres dedos. Pizarro era operado mientras tanto en Corinto.En medio de la fiesta que allí se celebraba, la llegada de los heridos causó conmoción y un cierto pánico. Iván Marino Ospina dijo que se posponía la tregua. Los comisionados de paz apelaron al presidente para que impusiese su autoridad, a fin de salvar este acuerdo histórico. "A ver si evitas que hagan más disparates", se le oyó decir al ex ministro Bernardo Ramírez en una conversación con Belisario Betancur.

Tras cinco horas de negociaciones y consultas permanentes con el jefe del Estado, la plana mayor del M-19 subió a una tarima improvisada en la plaza mayor de Corinto para proceder a la firma.

Ospina, Álvaro Fayad y Carlos Pizarro firmaron por el M-19. Por la comisión gubernamental de diálogo, lo hicieron Bernardo Ramírez y Álvaro Tirado.

Pañuelos blancos se mezclaban con un bosque de fusiles. Cientos de guerrilleros vivieron en Corinto su jornada de apoteosis, firmando autógrafos y posando junto al pueblo para negocio de fotógrafos ambulantes. Rosemberg Pavón, el célebre comandante uno del asalto a la Embajada de la República Dominicana, fue sin duda el más popular de la jornada y las fotografías con él llegaron a cobrarse a 600 pesetas.

La romería de Corinto, que nunca conoció tantos forasteros, era una fiesta de la paz, pero el ruido de fusiles pareció excesivo para este propósito. Junto al grito natural de "el pueblo se mueve con el M- 19", hubo otro premonitorio y disonante: "Con el pueblo y con las armas, al poder".

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