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Alain Robbe-Grillet: "Llegará el día en que los libros los escriban los ordenadores"

El escritor francés afirma que "el arte es cada vez menos nacional"

Gabriela Cañas

Alain Robbe-Grillet, novelista, editor y director de cine francés, cree que "el arte moderno es cada vez menos naciona". Francia sufre, según él, un "repliegue y un estancamiento cultural", de ahí que no sea hoy día un modelo para la cultura española. Preocupa al autor de Le voyeur (El mirón), y de ello habló ayer extensamente en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, el papel del ordenador en la industria editorial, que amenaza directamente a la creación literaria. "Llegará un día que los libros los escriban los ordenadores", dijo el novelista, que ya ha cumplido los 62 años, y añadió: "para la gente joven que ahora empieza ése es un problema extremadamente grave".

Robbe-Grillet, que ayer intervino en el seminario sobre literatura y cine que dirigen Guillermo Cabrera Infante y Vicente Molina Foix, autor de novelas como La celosía, La doble muerte del profesor Dupont y La casa de citas, opina que hay hoy una tendencia clara hacia la concentración de productos en el mercado, lo que afecta a la creación literaria y cinematográfica. "Sólo seis meses después de ganar el premio Nobel, el ordenador de la editorial sueca de Samuel Becket decidió destruir toda su obra, a excepción de la dramática. Cuando yo hablé con aquella editorial sobre este curioso caso me dijeron que era más barato editar de nuevo los libros de Becket, en caso de que hubiera demanda, que mantener sus libros estancados en las librerías. Y creo que es una contradicción, pues si la gente no conoce sus libros no puede demandarlos".La anécdota relatada le sirvió a Robbe-Grillet para argumentar sus temores. "Si en 1957 hubiera existido ordenador, éste habría decidido no publicar mi novela La celosía. Entonces empezó vendiéndose 200 ejemplares al año. Hoy, sin embargo, el ordenador está muy contento porque la tirada anual del mismo libro es de 10.000 ejemplares". El fenómeno es similar en el caso del cine. "Los ordenadores habrían impedido, de haber sido consultados en aquel tiempo, que se realizasen ninguna de las películas hechas por Jean-Luc Godard", dijo a modo de ejemplo. Alain Robbe-Grillet, considerado como uno de los más significativos creadores pertenecientes al movimiento del nouveau roman (nueva novela), dirige también una editorial llamada Minuit, en la que "no hacemos caso de lo que dice el ordenador". Su participación en el seminario santanderino ha consistido en la proyección de una de sus películas, El Edén y después, realizada hace 15 años y que, sin embargo, no se había estrenado en España, y un debate posterior sobre la misma. El escritor francés se introdujo en el cine como guionista de la película dirigida por Resnais, El año pasado en Marienbad. Dirigió posteriormente El hombre que miente, Trans-Europa express, Deslizamientos progresivos del placer y La bella cautiva.

Angustiado feliz

El hecho de que el arte sea cada vez menos nacional es para este novelista una realidad patente desde hace años. "El nouveau roman se formó, efectivamente, en París, pero los que encabezaron aquel movimiento no eran franceses", dijo citando a Franz Kafka, William Faulkner, James Joyce y Jorge Luis Borges.Respecto al estancamiento cultural francés afirmó ser "optimista por naturaleza" y creer en que las cosas van a cambiar porque "ahora hay mucha gente nueva escribiendo". "No obstante", añadió, "yo viajo mucho y me doy cuenta de que este estancamiento se está sufriendo en todas partes. Lo que sí es cierto es que durante los años 50 y 60 Francia vivió años especialmente felices en cuanto a creación. Hoy ha perdido la euforia".

Alain Robbe-Grillet se considera, además de optimista por naturaleza, "hombre curioso" al que le gusta viajar, ver mundo, conocer gente, vivir, "en contraposición con el escritor que escribe atormentadamente y se repliega sobre sí mismo". Dice encerrar en sí una gran contradicción, porque dado su optimismo, intelectualmente es un "angustiado feliz". "Cuando yo empecé a escribir, la crítica fue dura y adversa conmigo. Decían que mis obras eran demasiado personales. Sin embargo, aquello no me hizo infeliz. Años más tarde, los críticos empezaron a alabarme y a leerme. Por tanto, no tengo ninguna razón para angustiarme".

Quizá Robbe-Grillet se sienta optimista también por haber conseguido esa máxima que él mismo citó y que adjudicó a Jean Cocteau: "lo importante en Francia es sobrevivir a la propia moda". Y cuando se le pregunta por lo que quedó del nouveau roman dice que los libros y los lectores y añade: "el nouveau roman estaba de moda en los años 50 y nadie lo leía; ahora no está de moda, pero todo el mundo lo lee. Hoy disfruta de 10 veces más lectores que antes".

El escritor francés analizó someramente la trayectoria del nouveau roman, fraccionándola en dos períodos. "Las primeras novelas de este movimiento", dijo, "conservaban un cierto parentesco con obras precedentes como El extranjero, de Camus y La naúsea, de Sartre. En esta primera etapa, el escritor explica su relación con el mundo, pero en el texto no pasa nada. Además, suelen establecer esa relación con respecto a un solo personaje, es una conciencia individual. La segunda etapa, que en mi obra está marcada por La celosía, se distingue porque esa relación con el mundo se produce en el propio texto. No es una literatura conceptual, sino textual. Y aquí todo se mueve, se modifica y cambia y mantiene una relación más rica".

Tras la proyección, ayer por la mañana, de su película El Edén y después, los alumnos del seminario mantuvieron con el cineasta un animado coloquio. Robbe-Grillet explicó previamente que la realización del filme no corresponde a una fórmula sucesiva. "Me he basado para hacerla", dijo, "en la técnica de la música dodecafónica, repitiendo las secuencias de 12 en 12". Una vez iniciado el coloquio, y dado que el personaje central de esta película es una mujer, surgió el tema del personaje femenino descrito por un hombre como en el caso de Flaubert, Madame Bovary y el machismo".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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