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LA LIDIA

Los Molero, sin casta, en Las Ventas

La ganadería de Molero Hermanos cuenta entre sus ancestros- con vacas de Saltillo y Santa Coloma. Hoy, los probables enjuagues de las cruzas posteriores la están dejando al borde de la moruchana. Por culpa, de la falta de casta, el Borbujano y Sánchez Puerto, que pusieron indudable voluntad en sus respectivos quehaceres, no pudieron lucirse como ellos hubieran querido y sus deseos se, estrellaron contra la condición de sus toros.El único toro que empujó con fuerza al caballo fue el tercero, pero quedó sin apenas embestida. Topó en banderillas y topó en la muleta. El Mangui logró sacarle algunos pases con la izquierda, mandando en el cabeceo de la res. El pitón derecho del toro tenía peligro y el torero no se entregó a la hora de matar. Siete pinchazos y media muy atravesada acabaron con el molesto enemigo.

Plaza de Las Ventas

12 de agosto.Cinco toros de Molero, descastados. Sexto, de Mercedes Pérez Tabernero, sin fuerza. El Borbujano. división en los dos. Sánchez Puerto: Silencio en ambos. El Mangui. silencio. División.

El Borbujano demostró oficio y anduvo bien con sus toros, supliendo la carencia de arte con un valor indudable. Toreó al primero en el centro del ruedo, a base de muletazos zurdos, hasta sufrir un desarme. El toro, sin fuerza ni casta, no permitía más de lo que le hizo el torero, que terminó su labor con una estocada baja. Los turistas ovacionaron el sablazo en el chaleco, porque, humanitarios ellos, lo que más aprecian es que se dé muerte rápida al toro.

El torero de Borbujos estuvo mejor en el cuarto, con un toreo de mucho aguante, ante un toro de media arrancada. El trasteo fue variado, y sereno, a pesar de que se le paró el bicho varias veces. Como lo mató muy mal, cuando salió a recoger los aplausos, los del siete le abroncaron, y el torero se encaró con ellos, toalla en ristre, e hizo gestos negativos para indicar que no estaba conforme con la discrepancia.

También Sánchez Puerto comenzó con la falta de casta de jus toros, pues el segundo tenía tandencia al gazapeo y no le dejaba pararse y cuando embestía lo hacía con media arrancada. Más voluntad que otra cosa ofreció en este toro, al que mató con habilidad. En el quinto el toro se fue a los medios y ya no hubo nada que hacer.

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