En defensa de Iberia y sus trabajadores

Con frecuencia se lee en la Prensa diaria que Iberia y sus pérdidas las venimos sufragando todos los es pañoles por medio de los impuestos, cuando la realidad demuestra todo lo contrario. En más de 50 años de su historia, Iberia sólo ha recibido del Estado 18.000 millones de pesetas en forma de capital, y subvenciones por valor de 45 millones, entregados los años 1941 y 1947. Sin embargo, Iberia ha prestado un gran servicio social a nuestro país. Ha ayudado a crear la actual red aeroportuaria y de ayudas a la navegación; ha aportado un volumen importante de divisas al país; ha ido formando un patrimonio que entre flota e instalaciones se valora en más de 200.000 millones de pesetas; ha contribuido a crear la imagen, el progreso y el prestigio de España, y ha venido sufragando, con cargo a sus cuentas de resultados, infinidad de prestaciones sociales de todo tipo (descuentos a familias numerosas, tercera edad, emigrantes, funcionarios, tráfico insular, líneas políticas no rentables, etcétera).La única solución posible y viable para Iberia en estos momentos pasa por el aumento de sus recursos financieros. Iberia ha tenido que realizar en años precedentes importantes inversiones en renovación de flota e instalaciones, necesarias para hacer competitiva a una empresa moderna del transporte aéreo, y al no recibir suficientes aportaciones de capital de su accionista mayoritario, el Instituto Nacional de Industria (INI), se la ha llevado a una situación de endeudamiento sumamente peligrosa (la relación de recursos propios sobre totales es inferior al 10%; esta situación provocó el pasado ejercicio cerca de 28.000 millones de gastos financieros y diferencias de cobro). Es urgente y necesario equilibrar la estructura financiera de Iberia, colocándola en unos niveles homologables a los del resto de las empresas del transporte aéreo competidoras. Asimismo se debe compensar a Iberia, por medio de contrato-programa, de los quebrantos - ocasionados por la realización de líneas políticas no rentables, así como descuentos a familias numerosas, tráfico insular, etcétera. únicamente con estas actuaciones por parte del INI y la Administración se puede invertir el signo de la cuenta de resultados y se le puede exigir a Iberia rentabilidad.

Es necesario igualmente que la gestión de la dirección de Iberia mejore. Dado que los factores que influyen en la crisis de Iberia son el encarecimiento del combustible, la devaluación de la peseta frente al dólar, la política de tarifas, la caída de mercados, etcétera -todos ellos operan como factores externos, y el margen de actuación sobre ellos es muy reducido-, la gestión de la dirección está cargando el acento en la política de personal, imprimiendo un rigor desmesurado e inadecuado que puede llegar a deteriorar el clima laboral, y, lo que es más grave, se viene. detectando una política poco clara de contratación de servicios a terceros, con perjuicio para nuestra profesión y nuestros puestos de trabajo. Es injustificable una regulación de empleo en Iberia cuando se viene programando un número estimable de horas extraordinarias y contratos de personal eventual con elevado número de horas al final de año, y no es de ninguna manera ético utilizar las armas de una regulación fantasma en una negociación.

Plantilla por debajo de la media

La plantilla de Iberia está por debajo de la media de las plantillas de las empresas del transporte aéreo con una dimensión de flota, negocio, etcétera, similar al nuestro; en cuanto a los salarios, han quedado por debajo de la media del resto de las empresas públicas y privadas españolas. En Iberia, y esto es conveniente que lo sepa la opinión pública, hay trabajadores que no alcanzan las 55.000 pesetas mensuales, y puedo asegurar que la inmensa mayoría de nosotros sentirnos Iberia como algo nuestro y sufrimos por el desconocimiento, ligereza e injusticia con que a veces es tratada.

Los trabajadores de Iberia hemos dado constantes muestras de responsabilidad, hemos perdido cerca del 40% de nuestro poder adquisitivo, así como diversas mejoras sociales, en los últimos, convenios colectivos, conscientes de la crisis que viene padeciendo nuestro país y nuestra empresa y solidarios con el resto de los trabajadores, hasta el punto de haber firmado recientemente un acuerdo que significa otro paso atrás en nuestros logros económicos y sociales. Para este año, el incremento de los salarios sobre tablas ha supuesto un 3,7%, que se sitúa, con deslizamientos, en el 5,5% de la masa salarial, muy por debajo del índice de precios al consumo previsto para este año, del 87. Además hemos sacrificado mejoras sociales, como cesión de dos días de vacaciones, movilidad, turnicidad, restricciones en billetes, canon por utilización, etcétera.

A la aceptación del acuerdo nos ha llevado fundamentalmente nuestro propio sentido de la responsabilidad: hemos tenido en cuenta la situación de la empresa y la necesidad de sacarla entre todos a flote, y, de forma irrenunciable, la estabilidad en el empleo, ya que, con razones jurídicas o no, la regulación de empleo estaba patente en la mesa de negociación. Ahora corresponde a la Administración, al INI y a la dirección de Iberia ponerse a la altura de las circunstancias y hacer, de una vez por todas, viable nuestra empresa. Los trabajadores de Iberia tenemos el derecho y la fuerza moral de demandarlo.