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El Consejo de Ministros estudiará el martes las condiciones exigidas por sindicatos y patronal

El Consejo de Ministros estudiará el próximo martes las posibilidades existentes para encajar en los Presupuestos Generales del Estado las peticiones presentadas por patronal y sindicatos en las negociaciones del Acuerdo Económico y Social (AES) para los próximos dos años. La reunión que ayer mantuvieron las partes en el Ministerio de Trabajo se dedicó a plantear la metodología a seguir y establecer el calendario de las reuniones. En la primera semana de agosto debe quedar ultimada la parte del acuerdo que requiera de modificaciones presupuestarias, y en septiembre estará concluída la totalidad del pacto.

El Gobierno tiene la intención de estudiar el martes, día 31, en la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros, qué posibilidades existen de incorporar en los Presupuestos Generales del Estado las peticiones de patronal y sindicatos en el acuerdo social. Previamente, en una reunión que tendrá lugar el lunes, empresarios y dirigentes obreros serán informados de las grandes líneas sobre las que se elaborarán los presupuestos.La reunión de ayer estuvo dedicada, casi en su totalidad, a decidir la eventualidad de establecer en primer lugar las plataformas de una y otra parte, a modificar posteriormente en función de las posibilidades presupuestarias, o si, por el contrario, el Gobierno aclara primero sus márgenes de maniobra, y, de acuerdo con los mismos, se ajustan las posturas. La discusión, aparentemente inútil -lleva a los mismos resultados-, plantea una cuestión de fondo: quién se compromete primero, el Gobierno o los interlocutores sociales.

El método escogido finalmente parece una mezcla de los dos. El lunes el Gobierno lleva sus previsiones, se estudian, y patronal y sindicatos perfilan aún más las suyas. El Consejo de Ministros da o no el visto bueno, y comunica qué partes pueden ser asumidas.

El deseo expresado por el Ejecutivo es que esta primera fase del proceso se cierre en la primera semana de agosto. Y en ella hay que estudiar todo lo que tenga relación con los presupuestos: criterios salariales para el sector público, cobertura de desempleo, posibilidades de anticipar la jubilación a los 64 años, modificaciones en política fiscal, inversión pública, creación de un fondo especial de empleo, etcétera.

El ritmo que se quiere dar a las negociaciones ha provocado ya las primeras protestas por parte de CC OO, sindicato que, cada día más, ve más lejos las posibilidades de acuerdo. Para CC OO -"salvo que ya esté todo pactado entre las otras partes"- no hay posibilidades en tan corto espacio de tiempo de resolver cuestiones tan complejas como las que se plantean en la mesa. Y a pesar del optimismo con que finalizó la reunión del pasado jueves con el Presidente del Gobierno, tampoco UGT y CEOE apuestan tan decididamente por el acuerdo.

Juan Jiménez Aguilar, secretario general de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), afirmaba ayer que "hasta la próxima reunión no podemos saber si los márgenes del Gobierno son lo suficientemente amplios como para llegar al acuerdo". Admitió que no se había entrado a discutir nada relacionado con el empleo juvenil, aunque por parte de la patronal éste sería uno de los objetivos más destacados.

Cautelas previas

Las cautelas de Jiménez Aguilar las comparte el resto de los interlocutores aunque con distinto grado. Porque la UGT tampoco quiso pronunciarse y José Luis Corcuera, portavoz de la delegación ugetista, se limitó a exponer lo tratado en la reunión y a matizar que "una vez que conozcamos las previsiones presupuestarias, haremos nuestras propias propuestas".La postura más radical sigue siendo la de CC OO. El propio secretario general de esta organización, Marcelino Camacho, repetía ayer los argumentos ya conocidos de que el acuerdo es difícil, se requiere un cambio radical en la política económica", no se puede negociar con precipitaciones, los sacrificios salariales deben ser compensados con prestaciones sociales, etcétera. CC OO, que critica la sensación de connivencia que produce la actitud de CEOE y UGT, quiere, además, que en el paquete de las negociaciones se incluyan cuestiones ya tratadas, como la Ley de Libertad Sindical o la reforma del Estatuto de los Trabajadores.

Para suavizar tal vez estas resistencias expresadas por CC OO, el presidente del Gobierno citó ayer, en solitario, a Marcelino Camacho.

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