_
_
_
_

La URSS cobrará 'en especias' a sus aliados los suministros de petróleo

Pilar Bonet

Para mantener estos suministros, los países del Este han tenido que aceptar un compromiso de mayor integración económica, destinado en teoría a reforzar las dependencias mutuas y, en contrapartida, la autonomía del bloque frente al exterior. Semejante trato, sobre el que gravita la tensa situación internacional, supone invertir más en proyectos conjuntos en el campo energético y una sustitución progresiva del petróleo por otras fuentes energéticas, entre ellas la nuclear y el gas, objeto de una agresiva campaña exportadora por parte de la URSS.El pacto abarca también una reorientación de las industrias respectivas hacia la fabricación de "los productos que la URSS necesita", en especial "alimentos, bienes de consumo manufacturados, algunos tipos de material de construcción, máquinas y equipos de alta calidad y de nivel técnico mundial", según el documento económico suscrito por los 10 países del Comecon al término de la cumbre celebrada en Moscú los días 12, 13 y 14 de junio. La URSS exigirá, pues, de sus aliados una contrapartida susceptible al igual que el crudo de venderse en divisas en un mercado exigente no parece dispuesta a contentarse con saldos de segunda.

Más información
El gas soviético a España, "posibilidad real"

La URSS, el mayor productor de petróleo del mundo, obtiene de la venta de crudo en el mercado libre el 60% de las divisas que necesita para sus compras de productos, cereales y tecnología occidentales. Las exportaciones de petróleo a los países del Este, efectuadas en rublos transferibles (lo que en última instancia equivale a un trueque), suponen el 40% aproximadamente de las exportaciones soviéticas en este sector, pero privan a Moscú de unas ganancias potenciales que se calculaban en 25.000 millones de dólares entre 1974 y 1980.

Los países del Este, que se ahorran cantidades equivalentes, no tienen, sin embargo, un cheque en blanco para sus necesidades. Desde hace varios años, los países socialistas europeos -especialmente Rumanía y Hungría- pugnan por conseguir un aumento del suministro de crudo soviético, calculado en unos 70 millones de toneladas anuales tras una congelación del volumen en 1980 y una reducción del 10% en 1982. El oleoducto Druzhba, construido a principios de los años sesenta con participación de Hungría, la República Democrática Alemana (RDA) Polonia y Checoslovaquia, tenía por objeto paliar las necesidades energéticas de los aliados políticos y militares de la URSS.

La producción de carbón, por su parte, fue inferior a lo fijado por el plan en 1983, y expertos económicos occidentales no creen que pueda cumplirse el objetivo del quinquenio, fijado en 775 toneladas anuales. No ocurre lo mismo con la producción de gas, que aumentó un 9% durante los cuatro primeros meses del año con relación al mismo período del año anterior. Con un total de 536.000 millones de metros cúbicos, la extracción de gas supuso en 1983 un aumento del 7% respecto al año anterior y también el resultado más notable en el campo energético.

La producción siberiana

Siberia occidental, con unas reservas de 27 billones de metros cúbicos, constituye la principal zona gasística de la URS S. Aquí se encuentran los depósitos de Urengoi (los mayores del mundo), los de Yamburg y muchos otros. Para el transporte de gas la URSS cuenta con una amplia red de gasoductos, la mayor existente por su capacidad y ramificación, la cual satisface las necesidades internas y traslada el combustible allende las fronteras. La red de gas soviética abastece un total de 155.000 núcleos poblacionales unidos por 140.000 kilómetros de red. La industria soviética consume más de la mitad del gas natural producido, cuya participación en el consumo total de combustibles se acerca al 30%, según datos oficiales. Las exportaciones de gas soviético a los países del Comecon supusieron en 1983 un total de 35.000 millones de metros cúbicos.

El desarrollo de la industria del gas permite a la URSS ahorrar petróleo para la industria química y también gastos, ya que, a cantidades equivalentes, la extracción de gas natural cuesta la mitad que el petróleo. El suministro de gas al Este europeo pasa por el gasoducto Soyuz (Oremburgo, frontera occidental de la URSS), calculado para exportar 2.800 millones de metros cúbicos anuales a Bulgaria, Hungría, RDA, Polonia y Checoslovaquia, respectivamente, y 1.500 millones a Rumanía. Nikolai Baibakov, jefe del Comité Central de Planificación de la URSS, anunció a principios de abril un plan para construir un nuevo gasoducto de 4.700 kilómetros desde Siberia occidental que aumentase el suministro de gas a los países aliados.

Programas conjuntos

La elaboración de programas conjuntos para construir centrales nucleares y estaciones termonucleares hasta el año 2000 fue otra de las intenciones expresadas en la cumbre del Comecon. Ante el actual nivel de desarrollo (20.000 megavatios actualmente instalados en la URSS), expertos occidentales pronostican que el aumento de la capacidad previsto para el quinquenio (22.000 megavatios) no se cumplirá. La URSS concentra el desarrollo de centrales nucleares en su parte occidental, donde escasean otros recursos energéticos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_