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Ningún líder de Solidaridad, entre los presos que figuran como liberados hasta ayer en Polonia

Pilar Bonet

Entre 30 y 40 personas habían abandonado las prisiones preventivas y cárceles del distrito de Varsovia ayer a las cinco de la tarde aproximadamente, en virtud de la amnistía aprobada el pasado día 21 por el Parlamento polaco, según manifestó a este periódico el portavoz del Ministerio de Justicia, Maciej Urbaniak. Ninguno de los dirigentes principales del sindicato Solidaridad o del movimiento de oposición ilegal Comité de Autodefensa Social (KOR) había sido todavía puesto en libertad a esa misma hora.

Frente a los muros grises de la cárcel de Rakowicka, situada en el número 37 de la calle varsoviana del mismo nombre, un nutrido grupo de 37 periodistas y algunos familiares montaban guardia a lo largo del día, soportando lloviznas intermitentes y una temperatura impropia de esta época del año. Entre los que aguardaban había niños y una mujer con un colorido ramillete de flores.La cifra de los liberados hasta la tarde de ayer hacía sólo referencia a los reclusos dependientes de la jurisdicción civil -tanto políticos como comunes-, pero no a los dependientes de la jurisdicción militar. En el tribunal militar de Varsovia, del que dependen los cuatro dirigentes del KOR cuyo proceso fue interrumpido la semana pasada y los siete líderes de Solidaridad, el presidente del distrito, coronel Monarcha, se negó a facilitar información alguna sobre el número de liberados de su competencia.

La amnistía alcanza a un total de 35.000 personas, incluidos 660 presos políticos. Esta cifra supone, según el portavoz del Ministerio de Justicia, un 40%. del total de la población reclusa de Polonia, que cuenta con unos 37 millones de habitantes.

Maciej Kuron, hijo del principal dirigente y cofundador del KOR, Jacek Kuron, acudió ayer por la tarde a visitar a su padre a la prisión de Rakowicka.

Al salir, declaró no saber cuándo va a ser liberado el disidente, que comparte la celda con el miembro de la comisión nacional de Solidaridad K. Modzelewski. Según Maciej Kuron, su padre no se había entrevistado con ningún funcionario portador de instrucciones.

La Iglesia católica, por otra parte, ha expresado a las autoridades varias objeciones sobre el procedimiento de entrega de quienes están ahora en la clandestinidad y pretenden acogerse a la amnistía.

Para la Iglesia, afirmaron círculos próximos a ésta, el procedimiento es demasiado complicado, ya que prevé que quienes se presentan a la autoridad deben renunciar a sus actividiades ilegales y revelar las circunstancias -tiempo, lugar- de su delito.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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