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El Gobierno polaco acuerda liberar a 651 presos políticos en el plazo de un mes

Pilar Bonet

Los presos políticos de Polonia saldrán a la calle en libertad, en un plazo de 30 días, comenzando muy probablemente el lunes con las mujeres, gracias a una amplia amnistía aprobada ayer por el Parlamento polaco, Sejm, por 365 votos a favor, 4 en contra y 8 abstenciones. La medida fue favorablemente acogida en Polonia y también en las principales cancillerías occidentales. En Washington, un portavoz del Departamento de Estado la calificó como una medida positiva, si bien pidió "medidas suplementarias" y no llegó a pronunciarse sobre un eventual levantamiento de las sanciones económicas norteamericanas a Varsovia, con el que se especula.

La amnistía, que afectará a un total de 35.000 personas (contando también los delincuentes comunes), puede alcanzar a todos los detenidos por motivos políticos, que, según cifras oficiales del 20 de julio, son 601 detenidos y 51 personas cumpliendo sentencia. La ley beneficia a los cuatro dirigentes del Comité de Autodefensa Social (KOR), cuyo proceso fue interrumpido esta semana, y a los siete líderes del sindicato independiente Solidaridad cuya libertad había sido objeto de negociación en la primavera de este año, sin haberse llegado tras ella a resultado alguno.Ayer, tras la aprobación de la ley, seguía estando oscuro cuál va a ser el futuro de Bogdan Lis, el dirigente de Solidaridad apresado el pasado mes de junio en Gdansk, que se encuentra actualmente acusado de unos delitos no contemplados por la amnistía, según se expuso en una conferencia de prensa celebrada ayer con participación del portavoz del Gobierno, Jerzy Urban; del viceministro de Justicia, y del vicefiscal general polaco.

Para los portavoces oficiales, el caso de Lis sólo puede contemplarse a la luz de la amnistía cuando haya sido examinado, y no se excluye que pueda cambiarse la calificación del delito que se le imputa por otra si contemplada por la amnistía.

La medida, la primera en su género en un país del Pacto de Varsovia, supone la aceptación de un importante reto por parte del régimen del general Jaruzelski, que en la noche del 12 al 13 de diciembre de 1981 puso fin al proceso iniciado con las huelgas de agosto de 1980, cuyo hito fue la fundación de sindicatos libres no controlados desde el partido comunista polaco (POUP).

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Jaruzelski invita a los disidentes al regreso a la 'vida normal'

Viene de la primera páginaLas autoridades polacas han justificado la ley de Amnistía señalando que el régimen está lo suficientemente consolidado, y el orden, restablecido. A estas manifestaciones se contrapone la agobiada situación económica del país, sobre el que pesa una enorme deuda exterior y las sanciones occidentales.

El general Wojciech Jaruzelski manifestó ayer en el Parlamento que la ley de Amnistía es una expresión de humanitarismo y un acto de "buena voluntad" que otorga la oportunidad de "volver a una vida normal", pero que no cambia "nuestra evaluación de las acciones contra el Estado". Entre los amnistiados, destacó, se encuentran "víctimas de la infamante actividad ejercida por los centros de subversión".

La ley se aplica a los delitos cometidos antes del 21 de julio de 1984 contra el orden legal existente, a los delitos definidos por el decreto del estado de guerra -tales como protestas, huelgas, distribución de información que pudiera provocar disturbios- y, con condiciones, a todos los delitos contra los intereses básicos de Polonia, pero no a los grandes fraudes y delitos de tipo financiero. Los presos comunes condenados a penas de hasta dos años quedan en libertad y aquellos condenados hasta tres años verán reducidas sus penas a la mitad.

Entre los delitos contra los intereses básicos de Polonia a los que se aplica la amnistía figuran las actividades para derribar al régimen y debilitar la capacidad defensiva, además de los preparativos para este fin; la invitación pública a atentar contra la alianza del Pacto de Varsovia, y la complicidad con personas y organizaciones para actuar en detrimento de los intereses polacos. Estos delitos son, precisamente, los que se barajaban en el interrumpido proceso contra los líderes del movimiento de oposición de carácter socialdemócrataliberal KOR, Zbigniew Romaszewskí, Jacek Kuron, Adam Michnik y Henryk Wujec.

Desde la prisión, Kuron ha dicho que piensa seguir actuando para derribar el régimen polaco. Por su parte, Michnik decía que se iba a negar a recibir la amnistía, ya que ésta no implica el reconocimiento de la inocencia del amnistiado. Ambas actitudes parecen ahora difíciles de sostener.

Renunciar a la amnistía no es posible, según explicaron los portavoces oficiales. En todo caso, pueden solicitar acogerse a ella quienes se sientan injustamente excluidos. El fiscal del Estado es el único que puede recurrir contra su aplicación.

La ley, que consta de 17 artículos y fue despachada en media hora, ha sido aprobada precisamente cuando se encuentran en Polonia altos representantes de los países aliados del Pacto de Varsovia, entre ellos el miembro del Politburó del Partido Comunista de la Unión Soviética y jefe de Gobierno de la URSS, Nikolai Tijonov. En una alocución pronunciada con motivo del 40º aniversario de la creación de la República Popular Polaca, Tijonov destacó la contribución del Ejército soviético en el renacimiento de Polonia y en la "fraternidad nacida en los campos de batalla contra el fascismo".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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