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Entrevista:

Antonio Gades obtiene con la obra 'Carmen' el máximo galardón del festival de Spoleto

Juan Arias

En la pequeña ciudad de la Umbria italiana, Spoleto, que parece aún como recortada fuera del tiempo, empapada del más clásico sabor medieval, se ha clausurado el pasado domingo el 27º Festival de los dos Mundos con una vivacidad y entusiasmo que la crítica ha calificado como sin precedentes. El ballet de Antonio Gades ha tenido un éxito excepcional con la representación de Carmen, convertido en un delirio colectivo, y que ha obtenido el Pegaso de Oro, máximo galardón del festival.

El programa ha sido apretado de acontecimientos: 110 representaciones, de las cuales 20 de lírica, 27 de ballet, 28 conciertos con el broche final de la Misa de réquiem de Verdi, en ese escenario sin adjetivos de la plaza de la catedral; 24 de prosa, 48 películas y 6 grandes exposiciones de pintura y escultura.De este 27º festival de Los dos mundos, que está a punto de convertirse en el de los tres mundos porque quieren ensancharlo hasta Melbourne, quedará un recuerdo indeleble: su fuerte sabor español. Se lo han dado Antonio Gades, la bailarina Cristina Hoyos y toda su compañía, que han representado siete veces el espectáculo Carmen.

Ha sido como un delirio colectivo. Cristina Hoyos comentaba: "Es la primera vez que la gente me para por la calle para decirme que le ocurre algo increíble: que vive nuestro espectáculo en sintonía con nosotros; que sufre y goza y siente ganas de saltar al escenario para participar en nuestra pasión española".

Que Gades y sus compañeros han sido los matadores de este festival lo ha reconocido el mismo jurado, presidido por Gian Carlo Menotti, que este año ha concedido a Antonio Gades y a Cristina Hoyos el mayor galardón del festival, el Pegaso de Oro, que se otorga desde hace 14 años al mejor artista de todo el festival. La motivación del premio habla de un reconocimiento a dos bailarines en quienes la danza va más allá de los elementos simplemente folklóricos, porque en Carmen, se afirma, nace espontánea la danza como un lenguaje expresión de un estado de ánimo y de unos sentimientos donde la voz del cuerpo, estrechamente entrelazada al movimiento de sus sonidos, representa el alma trágica de la España más verdadera y auténtica".

Cuando Antonio Gades levantó el trofeo en el aire en el teatro Caio Melisso, entre un delirio de aplausos, con la cara emblanquecida por la emoción, sólo supo decir: "Es para todos mis compañeros de trabajo".

'Soy siempre el mismo'

Antes de empezar el último espectáculo del domingo por la noche Gades quiso conversar con el corresponsal de EL PAÍS mientras se preparaba en su camerino.Pregunta. ¿A qué se debe este triunfo en Spoleto, donde llegaste con tanto miedo y donde ahora te llaman nuestro Antonio?

Respuesta. Me quieren porque yo les quiero. Pero nunca hubiese pensado que los italianos, con tanta tradición operística, iban a reaccionar con toda esta locura de entusiasmo. Me alegra que se hayan dado cuenta de que yo les he dado lo mejor de mí, porque no podré olvidar nunca que fue aquí, en Spoleto, donde hace 22 años, cuando yo no era nadie, me descubrieron como bailarín. Eran tiempos duros pero maravillosos.

P. Entonces no era nadie, y ahora, ¿quién es Antonio?

R. Como persona soy siempre el mismo; ha crecido sólo mi experiencia.

P. ¿Sabes separar el escenario de tu vida?

R. Completamente. Cuando actúo me olvido de todo y me entrego al arte en cuerpo y alma. Acabado el espectáculo, al revés, me olvido del teatro y soy una persona normalísima.

P. ¿Qué es lo que más amas?

R. Todo. La vida. Desde una corrida de toros a una exposición de pintura.

P. ¿Eres triste?

R. Sólo en la escena. En la vida soy alegre, aunque hay cosas que me entristecen.

P. ¿La que más?

R. Todo lo que sabe a injusticia.

Insisto sobre el éxito que ha tenido en esta tierra, porque es difícil asistir en un teatro italiano, como ocurrió el domingo en Spoleto, a un aplauso de 18 minutos. Y era más que un aplauso. Eran gritos, alaridos de "¡Bravo, bravo!" y "Antonio, Antonio". Aplausos sin pausa, con un mar de manos levantadas en alto, con pañuelos agitados desde lo alto de los palcos, con típico sabor taurino.

"Quizá los italianos sienten que esta tierra me ha dado mucho. Me acogió en mi exilio franquista, me hizo crecer en mi arte. Y yo me he entusiasmado con el carácter italiano, que, por cierto, es diametralmente opuesto al español, pero que quizá por ello exista entre tantos italianos y españoles -y al revés- una enorme simpatía recíproca. Y creo que he sabido entusiasmarme con ellos sin esa estúpida presunción, a veces muy española, de quienes quieren siempre enseñar a los demás".

P. ¿Proyectos?

R. Todo mi tiempo agotado hasta finales de 1986. Ahora recorreré media Italia representando Carmen.

Sólo Roma no tendrá, por ahora, la posibilidad de aplaudir a Gades y a su compañía por motivos puramente técnicos.

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