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Gutierrez Aragón inicia el retorno a la vieja mítica del cine desde los recuperados estudios Bronston

El Ministerio de Cultura deberá pagar 300 millones al Banco Exterior, su actual propietario

Los viejos estudios Bronston están considerados como los segundos más importantes de Europa en lo que a sus dimensiones se refiere, después de los de la productora Bavaria, de Munich. Inutilizados desde 1968, hace 12 años que fueron embargados por el Banco Exterior al productor norteamericano Samuel Bronston. Dicha entidad bancaria continúa siendo la propietaria de los estudios, si bien el Ministerio de Cultura dispone de una opción de compra que concluye el próximo año.Los estudios, considerádos en su momento de esplendor como una réplica de Hollywood, están situados en la avenida de Burgos, número 5. A la entrada, un desteñido cartel advierte del peligro de perros que andan sueltos, pero que debieron de desaparecer junto a las superproducciones bronstonianas. Ya dentro del recinto, todo denuncia el abandono y explicable descuido de un complejo de edificios que a última hora pudo ser rescatado de la amenazante piqueta del Plan Parcial de Chamartín Norte.

Todo estaba inservible e inhabitable. Las únicas zonas utilizables que ha encontrado el equipo de La noche más hermosa fueron las que habilitaron los miembros de TVE que realizaron la serie sobre santa Teresa de Jesús.

Las raquíticas salas de maquillaje, en las que ahora se sientan Victoria Abril, Fernando Fernán Gómez, José Sacristán o Bibi Andersen, nada tienen que ver con las que utilizaron Sofía Loren o Ava Gardner en los años de máximo esplendor de los estudios. Los servicios también han tenido que ser habilitados apresuradamente, y lo mismo ha habido que hacer para disponer de un téléfono que comunique con el exterior.

Pintar y desinfectar

José Jacoste, el jefe de producción de La noche más hermosa, explica cómo el equipo ha tenido que adaptar sus necesidades al camino trillado por los técnicos de televisión en el estudio número une, el más grande de los tres que existen en el recinto, con más de 2.000 metros cuadrados de superficie y 12 de altura, por el que el Banco Exterior cobra 50.000 pesetas por día de rodaje.

"Su llegada debió ser caótica", dice Jacoste, refiriéndose al equipo televisivo que les precedió. "Ellos adecentaron las zonas al uso más elemental: acondicionaron lavabos, limpiaron, hicieron pasarelas. Nosotros hemos aprovechado esas huellas'.

Al margen de tener que pintar los pasillos y desinfectar las zonas transitables, Jacoste se lamenta de la carencia de energía eléctrica suficiente, ya que la central que existía también fue embargada. Para conseguir energía suficiente el equipo tiene que usar dos grupos electrógenos, cuya utilización supone un coste carísimo dentro de los 90 millones del presupuesto de la película. ¿

Y por qué, pese a estas condiciones, decidieron utilizar los estudios Bronston? "Porque por sus dimensiones", responde Jaconde, "no hay otros semejantes en todo Madrid. Necesitábamos una nave de una altura mínima de 12 metros y no encontramos nada semejante en todo Madrid. El decorado que Gerardo Vera ha realizado para esta película incluye un firmamento gigantesco, muy especial, y aquí lo hemos podido hacer".

Carlos Suárez, el director de fotografía en este filme, está satisfecho de la experiencia en los estudios. "La disponibilidad de una decoración y una fotografía espectacular era fundamental en este trabajo. Se necesita una luz atrevida y llamativa, que he resuelto a base de neones, pese a que este estudio tiene unas características técnicas totalmente desastrosas. No hay ninguna seguridad. Los mecánicos tienen que utilizar unas pasarelas sin barandillas, lo cual es muy peligroso y a mí me tiene en tensión todo el tiempo".

Recuperar la mítica

Manuel Gutiérrez Aragón parece ser el más satisfecho de todo el equipo por la utilización de estos estudios. "Te ofrecen la posibilidad de recuperar la vieja mítica del cine. La capacidad de manipulación es enorme. Puedes crear todo un mundo de ilusión. En un mismo recinto puedes mandar que la grúa te acerque un edificio ficticio de 12 plantas, que te giren el firmamento, que te abran las cabinas. Sé que no todas las películas deben rodarse en estudios, pero es fantástica la posibilidad de contar con esto".

Dice también que no todas las películas deben rodarse en el interior de los estudios. "El exterior es siempre más barato porque no requiere el gasto suplementario de luz. En el caso concreto de esta película era necesario. La historia se desarrolla en un plató de televisión, y no podía haber un marco más adecuado que éste".

Respecto al futuro de los estudios Samuel Bronston, Fernando Vivar Mira, representante del Banco Exterior, entidad propietaria de los estudios, explica que la situación legal en estos momentos está en que la Dirección General de Cinematografia, del Ministerio de Cultura, tiene un gran interés en la recuperación de los estudios, si bien el plazo para su compra el precio está en torno a los 300 millones de pesetas- no concluye hasta el próximo año. Los proyectos definitivos en cuanto a mejoras y acondicionamientos no se conocerán hasta entonces. Mientras tanto, la recuperación de la vieja mítica cinematográfica ha empezado.

El cóctel más hermoso

Primero se le ocurrió el título: La noche más hermosa. Después pensó en los actores con los que le gustaría trabajar: Fernando Fernán Gómez, Victoria Abril, Óscar Ladoire, José Sacristán, Bibi Andersen. Por último, Manuel Gutiérrez Aragón y Luis Megino se inventaron la historia: una comedia sobre la ironía de los celos. Con este cóctel y con 90 millones de pesetas se inició la octava película del realizador Gutiérrez Aragón, cuyo estreno está previsto para el próximo festival de San Sebastián."Es difícil contar de qué trata una película. Prefiero esperar a que la interpreten los críticos", ironiza Gutiérrez Aragón. "Es una comedia en cuanto a su estructura, pero a lo que creo que realmente se parece es a las novelas del tipo de El curioso impertinente, de Cervantes".

"La historia gira en torno a una película que se rueda para la televisión, y sus protagonistas son los directivos de la emisora. Uno de ellos (José Sacristán) siente unos celos enfermizos por su mujer (Victoria Abril), por lo que la va creando sucesivas situaciones conflictivas para ponerla a prueba".

El director asegura que este filme no supone demasiadas novedades respecto a sus anteriores trabajos. Su vuelta con Luis Megino como productor lo considera un retorno después del adulterio cometido con Elías Querejeta para la película Feroz. La gran novedad está en la ausencia de Teo Escamilla como director de fotografía y la presencia de Carlos Suárez, cuya forma de trabajar se adapta más a lo que requiere este filme.

Respecto a la presencia de Bibi Andersen en la película, el realizador dice que "ella supone el toque picante del cóctel, la cucharadita que rompe la estructura formal". Y añade que Bibi, cuya experiencia cinematográfica se reduce a Cambio de sexo, de Vicente Aranda, ha demostrado una capacidad de actriz cómica que ni él mismo sospechaba. "Su presencia en la película es reduzida, porque yo mismo tenía miedo a su capacidad interpretativa, pero he descubierto en ella a una gran actriz cinematográfica".

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